Un rebaño de ovejas merinas nos recibe en Mota del Cuervo (Cuenca). Es una raza doméstica conocida por la suavidad y finura de su lana, que desde la Edad Media fue un monopolio en España, protegida por leyes severas que castigaban su exportación con pena de muerte. Sin embargo, hoy solo se utiliza el 1% de este recurso natural, mientras más del 85% del sector relacionado con él ha desaparecido. Estas ovejas, originarias de Australia, pastan cerca de una nave aparentemente común en la zona, pero en realidad es la sede de Wool4Life. Es un lugar único en España porque se mantiene prácticamente intacto después de cuatro generaciones y porque aquí se puede ver todo el proceso de trabajo de la lana: desde la clasificación y el lavado hasta el secado, hilado, ovillado y la confección de ropa y mantas en los telares propios. Además, conserva en uso uno de los tres lavaderos que existen en el país; en el pasado llegó a haber un centenar.“Ese pequeño rebaño es un proyecto de cinco años que tiene el objetivo de recuperar la genética de la oveja merina australiana para lograr una lana más fina y suave porque, en el siglo XVIII, mientras en Australia mejoraron genéticamente la raza, en España la oveja merina se dedicó más a rendimientos cárnicos y lecheros”, explica Ramón Cobo, fundador de WoolDreamers, empresa de venta de ovillos de lana, y Wool4Life, dedicada a la venta de prendas de lana ya tejidas. Él es el altavoz de un negocio familiar iniciado por sus antecesores, que tejían mantas para animales de carga antes de la llegada del tractor, y también es uno de los mayores conocedores en España de todo lo referente a este material.Más informaciónSu sueño es volver al origen para mejorar la calidad y la finura de la lana y buscar un mercado de valor para volver a posicionarla donde merece. “Este material está infravalorado en el mercado, solo se usa un 35% y el esquilado tiene altos costes”, lamenta. “Es una fibra renovable que produce bienestar animal, es biodegradable, ya que se composta en dos o tres años, y emite nitrógeno y nutrientes a la tierra”, defiende. Puede regenerar los sistemas y, según explica, gracias a la trashumancia las ovejas diseminan semillas y enriquecen los ecosistemas. “Es una potente herramienta de mantenimiento del hábitat y puede ayudar incluso a evitar incendios”, apostilla Cobo.Un rebaño de ovejas merinas.This Project WorksEspaña es el mayor productor de lana en la Unión Europea, pero esta fibra está compitiendo en desigualdad de condiciones con otras fibras textiles que, aparentemente, son más baratas, pero que tienen un coste económico, social y medioambiental más alto. “Como consecuencia, ganaderos, lavaderos, artesanos y pequeños productores como nosotros nos enfrentamos a grandes desafíos para mantener viva esta tradición, mientras vemos cómo nuestro trabajo y producto pierden cada día valor en el mercado. Cada año se tiran 28 millones de kilos de lana”, cuenta el experto.España cuenta con 125.000 kilómetros de vías pecuarias y, desde diciembre de 2023, la trashumancia es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco. Según el informe de Tejiendo Redes, un proyecto enmarcado en el Madrid Design Festival con el objetivo de recuperar el legado de la lana, esta actividad “es un fenómeno ecológico de enorme relevancia que presta numerosos bienes y servicios a la sociedad, entre ellos, la conservación del gran patrimonio público que supone la red de vías pecuarias”. Sin embargo, la nueva normativa del Gobierno de Castilla-La Mancha, publicada en enero de 2025, autoriza el compostaje de la lana como componente de abono orgánico. “Llenamos el mundo de plástico mientras desaprovechamos una materia prima que representa la cultura de nuestro país”, dice uno de los reclamos de Wool4Life. Más del 60% de la lana local acabará en vertederos al no encontrar mercado y esto representa “millones de euros en pérdidas para los pastores locales”, según Cobo.De izquierda a derecha: las diseñadoras textiles Inés Sistiaga y Regina Dejiménez (a la derecha), y el fundador de Wool4Life Raúl Cobo.This Project WorksUna tradición del pasado con futuroCobo considera que la lana es la mejor fibra sostenible que existe. “No es solo un simple material, sino que tiene mucha cultura, historia y tradición, y como país, tenemos que generar ese cambio”, sostiene. Para recuperar su legado, su empresa ha recuperado los telares y técnicas para tejer mantas, chales y capotes, buscando dar valor a la lana en su origen y conectar con el diseño.En el marco del Madrid Design Festival, que termina el próximo 15 de marzo, esta conexión se ha logrado con la iniciativa Oro blanco, que cuenta con el trabajo de dos diseñadoras textiles, Regina Dejiménez e Inés Sistiaga, junto con Cobo, y se ha gestado gracias a la colaboración con Amazon. Según María Baquedano, responsable de innovación e impacto social en el gigante del comercio electrónico, el objetivo es demostrar “cómo la colaboración entre industria tradicional y tecnología puede generar nuevas y exitosas sinergias para evitar la desaparición de materiales y oficios tradicionales, la creación de productos con diseños innovadores y facilitar la llegada a nuevos consumidores”. Para el director del Madrid Design Festival, Álvaro Matías, este proyecto surge “para empoderar al sector” y, además de poner en marcha una web, han hecho un llamamiento popular para sumar apoyos al que ya se han adherido 400.000 personas, desde grandes empresas a creadores de toda la geografía española.Para recuperar el legado de la lana, Wool4life ha recuperado los telares y técnicas para tejer mantas, chales y capotes, buscando dar valor a la lana en su origen y conectar con el diseño.This Project WorksOro blanco ha incluido una instalación de Regina Dejiménez y el lanzamiento de una colección cápsula de Inés Sistiaga, que se pudo ver en el marco de Fiesta Design en la Institución Libre de Enseñanza, con la colaboración de Wool4Life. De este movimiento en torno a “lo de la lana”, en palabras de Matías, ha surgido también una línea de objetos diseñados por Sistiaga bajo el nombre de Paños de Guirra realizados con lana guirra, una especie en peligro de extinción de la Comunidad Valenciana y que formaba la instalación de Dejiménez a modo de “escultura sensorial habitable”, como ella misma la califica. La colección se compone de las cortinas Umbral y Linde, un homenaje a las que cubren las puertas de las casas de Castilla, tejidas en un telar de Toledo mediante punto digital; el asiento Bala y el taburete Bellón, rellenos de lana 100% talaverana y anudados con lana ripollesa; y las bolsas Posibles, hechas con una suerte de proceso de lana cocida. Estarán disponibles a través de la plataforma de venta online, previo registro.La colección de objetos diseñados por Inés Sistiaga bajo el nombre de ‘Paños de Guirra’ está realizada con lana guirra, una especie en peligro de extinción de la Comunidad Valenciana.Inés SistiagaUna nueva vida para la lanaEste movimiento invita a reconsiderar el uso de la lana para que su destino no sea incinerarla o mezclarla con estiércol. En el ámbito internacional también están pasando cosas. El estudio DUB Arquitectura ha creado en Argentina la Casa La Escocesa, cuya fachada metálica incluye mantas aislantes hechas con lana de oveja que, de otro modo, habría sido incinerada. También destaca el proyecto Oltre Terra, una exposición itinerante en el Museo Stedelijk de Ámsterdam, comisariada por Amanda Pinatih, que explora la historia y ecología de la lana, enfatizando la simbiosis entre humanos, animales y el medio ambiente.Claudy Jongstra, activista de la lana, defendió recientemente en el Madrid Design Festival sus propiedades, como sus capacidades aislantes y acústicas. Con más de dos décadas trabajando con este material y tintes naturales, ha ganado numerosos premios y tiene piezas en lugares destacados del mundo. Para ella, la lana es “un ecosistema en perfecto equilibrio” y denuncia su quema y la cría de ovejas sin lana en el Reino Unido como parte de un proceso de degradación. Hasta el 20 de abril, el Museo Almudín de Valencia presenta su exposición El Guernica de la Ecología y Transformación Tangible I, en la que transmite un mensaje urgente sobre el cambio climático y la necesidad de cuidar el planeta. Su socia, María Pía Sánchez, trabaja para preservar las ovejas merinas españolas en peligro de extinción en su finca, Dehesa de la Rinconada, y afirma que es necesario “volver a valorar las cosas que son duraderas en el tiempo”.Claudy Jongstra, activista de la lana, en el Madrid Design Festival.JorqueraComo decía Blanca Entrecanales en el Madrid Design Festival, “hay que salvar la lana por sentido común”. Este nuevo movimiento busca resaltar el valor cultural, ecológico y económico de este recurso natural, un recurso clave para revivir la industria del siglo XXI combinando tradición, sostenibilidad y diseño.

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