Con los pies descalzos para no meter barro en el blindado. Así es como los artilleros de la 26ª brigada de las Fuerzas Armadas de Ucrania disparan su obús a las tropas enemigas que intentan avanzar en el frente de Chasiv Yar, la ciudad estratégica de la provincia oriental de Donetsk que lleva meses bajo asedio ruso. Analistas militares y altos mandos del ejército ucranio han advertido que la ofensiva rusa se ha estancado en las últimas semanas en esta región debido a, entre otras razones, el desvío de tropas del Kremlin hacia la provincia rusa de Kursk para expulsar al ejército ucranio de allí. Pero no en todo el frente se percibe igual. En algunas ciudades los ataques siguen siendo una constante, como explica Artur Polishchuk, comandante de esta unidad. “Aquí la situación es peor porque no han retirado tropas, han enviado más, y están avanzando. Poco a poco, pero cada vez los tenemos más cerca”, asegura desde su posición, a diez kilómetros del frente. Sin embargo, el recluta de infantería Igor, de una unidad de asalto en dirección a la ciudad de Ivanivske, confirma que muchos vehículos armados se han retirado. “La situación es más tranquila. De hecho, nuestros chicos deberían atacar porque los rusos tienen más puntos débiles ahora”.Los planes de Moscú para la provincia de Donetsk en los últimos seis meses priorizaban el cerco parcial de Pokrovsk, otra de las ciudades fuertemente disputadas en el último año, y el corte de las líneas de suministro para sus defensores, según explica a EL PAÍS Viktor Tregubov, portavoz del Grupo Estratégico Operativo de Jortytsia, del ejército ucranio. También esperaban tomar Chasiv Yar y Toretsk, lo que podría haberles ayudado a allanar el camino hacia Sloviansk y luego a Kramatorsk, capital del territorio de Donetsk todavía bajo bandera ucrania. Todos los planes salieron mal. “No lograron tomar ni Chasiv Yar ni Toretsk, aunque en el último caso proclamaron oficialmente una victoria inexistente”, asegura Tregubov. Estas ciudades forman parte del “cinturón de fortalezas” de Ucrania, una línea de 50 kilómetros que forma la columna vertebral de las defensas del país en esta provincia oriental.El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, publicó el siguiente mensaje la semana pasada: “Gracias a las fuerzas ucranias en Kursk, un número significativo de tropas rusas fueron retiradas de otras direcciones”. Pero según a quién se pregunte, esa sensación de “estar parando a los rusos” es mayor, menor o inexistente, y a veces unos pocos kilómetros suponen una diferencia abismal. Mijailo y Anatoli, dos reclutas de infantería que luchan en dirección a Toretsk, aseguran que no tienen ninguna sensación de que la situación haya cambiado. Ivanivske, ya ocupada ―según los datos de Deep State, el principal mapa de análisis ucranio de la guerra― está ahora más tranquila, según Igor, pero apenas a nueve kilómetros, en Andriivka, la realidad es muy distinta. “Los asaltos continúan constantemente. Hay olas, olas, olas de ellos”, dice Sid, nombre en clave de uno de los subcomandantes de la 93ª Brigada Mecanizada Independiente Kholodnyi Yar.Un obús autopropulsado AHS Krab suministrado por Polonia a las Fuerzas Armadas de Ucrania dispara en dirección a Chasiv Yar en el frente de Donetsk, este lunes. Lola HierroYegor Vlasov, artillero de la 26ª brigada de las Fuerzas Armadas de Ucrania, dispara un obús a las tropas rusas enemigas que intentan avanzar en el frente de Chasiv Yar, este lunes.Lola HierroAndrii Goretskyi, comandante de batería de la 26ª brigada de artillería de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en el frente de Chasiv Yar.Lola HierroOleksandr Strelnytskyi, conductor del obús AHS Krab, en su puesto.Lola HierroEn línea con el comandante Polishchuk van los últimos informes del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW por sus siglas en inglés), que apuntan que el ejército ruso está intensificando las operaciones ofensivas en Chasiv Yar y Toretsk, “probablemente con el fin de aprovechar cualquier impacto inmediato y a largo plazo en el campo de batalla del cese de la ayuda estadounidense a Ucrania”.Fuera del blindado, un AHS Krab suministrado por Polonia, el comandante Polishchuk utiliza botas. Pero tanto él como los artilleros Yegor Vlasov y Oleksandr Strelnytskyi se quedan en calcetines cuando acceden a su interior, por no meter más barro, que en esta lluviosa época del año está por todas partes y especialmente en el bosque donde se camuflan. Últimamente, se pasan el día corriendo del búnker donde viven al carro de combate, descalzándose y volviéndose a calzar cuando acaban la tarea, porque los ataques aquí no se han detenido, sino todo lo contrario: van a más. “Durante el último mes, nuestras posiciones fueron atacadas más de cien veces en siete días”, asegura Andrii Goretskyi, comandante de batería de esta brigada, es decir, el superior de esta unidad de artilleros y de otras tres idénticas.Con cada zambombazo, el obús envía los proyectiles a 10 kilómetros de distancia, en la temible primera línea donde se encuentran las trincheras de sus compañeros de infantería de la 56ª brigada. Cuando se detecta un movimiento enemigo hacia ellos, los chicos de Polishchuk lanzan unos cuantos proyectiles de 155 milímetros, altamente explosivos. Para disuadir de que sigan avanzando o ataquen, o para llevárselos por delante, en el mejor de los casos para el que dispara. Un ruso menos, un problema menos. “Es una gran responsabilidad, tienes que estar muy centrado porque no hay oportunidad para el error; si no calculas bien las coordenadas, puedes disparar a un compañero”, explica el comandante mientras Vlasov y Strelnytskyi surten el blindado con nueva munición.Pokrovsk, otra batallaPokrovsk, ciudad estratégica de Donbás, vive desde el verano pasado una de las ofensivas más encarnizadas en esta región de barro y nieve. Pero aquí sí parece que las tornas han cambiado por primera vez. El 16 de marzo, el Servicio Estatal de Guardia de Fronteras de Ucrania publicaba un vídeo del casco urbano, absolutamente reducido a escombros, pero acompañado de un mensaje optimista: “Los rusos no han tomado una sola posición en un mes”.La dirección de Pokrovsk es una de las prioridades de las tropas rusas. Sin embargo, a pesar de los recursos y el gran número de efectivos, el avance se ha detenido aquí. Desde hace más de un mes, no solo no han logrado capturar nuevas posiciones, sino que en algunos lugares han perdido las que ocupaban anteriormente, indica el mensaje de la Guardia de Fronteras. El informe del ISW del pasado 12 de marzo también registra avances de las fuerzas ucranias en esta dirección.Los artilleros de la 26ª brigada entran el blindado sin botas y trabajan descalzos para no llenar el interior de barro.Lola HierroPara Treguvob, la situación se ha vuelto un “desastre” para el ejército invasor. “Lanzaron una operación ofensiva total en enero y febrero y no consiguieron cortar ni siquiera la relativamente cercana carretera de Dnipró”, argumenta. El portavoz del Grupo Estratégico Operativo de Jortytsia sostiene que el secreto del éxito han sido los bien entrenados defensores de la ciudad y el buen sistema de colaboración entre la infantería y los pilotos de drones. “Nuestros chicos han conseguido retomar algunas aldeas allí, así que el resultado de toda la operación de los rusos es menos que magro, y sí, estamos contentos”, celebra. También lo reconocía Zelenski, de hecho, con uno de sus mensajes diarios en redes sociales: “Estoy agradecido a todas las unidades ucranias por su resistencia y eficacia a la hora de destruir al ocupante. La situación en la dirección a Pokrovsk se ha estabilizado”. Deep State ha registrado varias localidades liberadas en las últimas semanas cerca de esta ciudad.Los artilleros Polishchuk, Vlasov y Strelnytskyi comparten un búnker subterráneo cochambroso. Cuatro catres de áspera madera, cartones sobre el suelo de tierra y no más luz de la de una linterna. Un cámping gas y alimentos de batalla: pan de molde, barras de embutido ultraprocesado, margarina, sobres de té y Nescafé. Están poniendo el agua a hervir cuando suena la radio. Unos pitidos intermitentes, una voz masculina hablando en ucranio. Es una alerta que sus compañeros han detectado un nuevo objetivo ruso al que disparar. Rápidamente, corren hacia su blindado, se descalzan y comienzan el trabajo, casi sin tiempo para decir adiós. En el exterior queda tan solo el comandante Goretskyi, que envía una petición final: “El edificio más alto que ha quedado en Chasiv Yar no llega ni a un metro, ese es el nivel de destrucción. ¿Y para qué? Solo para que Putin ponga su puta bandera. Por favor, no dejéis de hablar de Chasiv Yar”.

La ofensiva rusa para recuperar la región de Kursk da un respiro a Ucrania en parte del frente de Donetsk | Internacional
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