En los años noventa, una joven María de Medeiros acababa de cruzar tímidamente el Atlántico cuando le llegó un guion de un tal Quentin Tarantino. “Era un tocho”, recuerda. “Lo leí con inmenso interés y pensé que quería hacerlo porque era genial, pero no sabía quién iba a querer ver algo así. Obviamente estaba equivocada”, recuerda con una sonrisa. Treinta años después del estreno en España de Pulp Fiction, a la actriz portuguesa se le sigue recordando por su papel de Fabienne, la novia de Butch, que encarnaba Bruce Willis. Son dos secuencias que duran apenas 13 minutos, aunque destacan en la historia del cine. Su carrera desde entonces está cargada de discos, obras de teatro y un centenar de películas. Conforman una singular e interesante trayectoria, cuya última parada, de momento, se ha presentado en el festival de Málaga y se llama Una quinta portuguesa. La protagoniza junto a Manolo Solo, está dirigida por Avelina Prat y se estrena en cines el próximo 9 de mayo.Más informaciónDe Medeiros recibe a EL PAÍS la tarde del domingo, apenas tres horas después de aterrizar en la Costa del Sol. Elegante, con gafas de sol y pelo rubio, llega sonriente. Le espera un lunes duro: su agenda arranca con la sesión de maquillaje a las siete de la mañana y acaba rozando la medianoche entre entrevistas, fotos, rueda de prensa y la proyección del filme, entre otros compromisos. No es su primera presencia en Málaga —acudió en la tercera edición del festival, en el año 2000, como jurado de la Sección Oficial—, aunque jamás la encontró tan lluviosa. Es una atmósfera de nubes grises, chaparrones y humedad, muy parecida a la que se vive en Ponte de Lima, localidad al norte de Portugal. Está casi en la frontera con Galicia y es donde se rodó Una quinta portuguesa. “Fue una oportunidad fantástica de vivir ese encanto norteño que se echa tanto de menos”, cuenta quien vive hoy en París tras una etapa en Barcelona.La directora Avelina Prat y los actores María de Medeiros y Manolo Solo, durante el rodaje de ‘Una quinta portuguesa’.Carlos LoboLa actriz se adentra en la vida de Amalia, una misteriosa mujer nacida en Angola en tiempos del colonialismo que hereda una gran propiedad de frutales. Comparte con ese personaje muchas similitudes: la edad, el dominio de seis idiomas, la nacionalidad, la sensación de haber vivido varias vidas, multitud de viajes por el mundo. “Es distante pero, a la vez, me reconozco mucho en ella”, señala De Medeiros, encantada de compartir protagonismo con Manolo Solo. Su papel es el de Manuel, español al que su mujer serbia abandona de manera repentina y, de casualidad, se reinventa como jardinero escondiendo su verdadera identidad. Entre ellos se encuentra Rita —interpretada por una fantástica Rita Cabaço— que pone el punto de alegría y sencillez a la trama. Branka Katić completa el cartel. “Habla de identidad, de cómo transportamos nuestro pasado y reinventamos nuestro presente”, señala De Medeiros, que vio la obra terminada hace unas pocas semanas y se sorprendió del último plano, que no era el que estaba escrito en un principio. “Me encanta el final”, cuenta con intriga.Directora, actriz, cantante, De Medeiros acumula títulos en su filmografía. La mayoría en Europa, algo que sorprende a los estadounidenses. “¿Dónde está María de Medeiros?”, se preguntaba hace unas semanas la revista The Hollywood Reporter, que aludía a la distancia que la portuguesa tomó del cine estadounidense tras Pulp Fiction y la sensación, que tienen en EE UU de manera errónea, de que después hizo poco más. “Ya les dije que me volví porque quería era hacer mi película sobre la revolución portuguesa, Capitanes de abril. Era mi objetivo vital y eso me trajo de vuelta aquí. Fue una pelea de trece años y creo que es una cosa buena que he hecho en la vida”, destaca quien empezó en el cine de Hollywood con Henry & June en 1990. Pasó luego por el español con Huevos de oro hasta que aquel guion de Tarantino la catapultó a la fama.“Fue una propuesta artística audaz, desobediente, rebelde, diferente. Logró un éxito mundial increíble. Rompió con todas las recetas y dictados de cómo se debe escribir un guion en Hollywood”, destaca sobre “una película estupenda” que llegó a las pantallas españolas en enero de 1995. “Fue un éxito, pero a mí Pulp Fiction no me cambió tanto. Lo que cambió realmente es que me llegaron más guiones que intentaban cosas arriesgadas… aunque solo Quentin sabe cómo hacerlo. Bueno, y también afectó más a los periodistas que, desde entonces, me preguntan por ello”, remata divertida. Luego participó en Airbag, otro mito de la cinematografía, en este caso española. Con el tiempo se adentró en el cine argentino, brasileño o mexicano, además del portugués. Y repitió tras las cámaras al dirigir Nuestros hijos en 2019. Entre otros muchos premios, tiene una Palmera de Honor de la Mostra de València y una estrella en el Paseo de la Fama de Almería.María de Medeiros, en el festival de Málaga.García-Santos (El País)Hoy De Medeiros está de gira con la obra teatral Pessoa. Since I’ve Been Me, dirigida por Robert Wilson, donde se mete en la piel del propio poeta y escritor “con bigotito y todo”. Este trabajo le impidió acudir a la Berlinale el mes pasado, donde presentaba Reflet dans un diamant mort, obra de carácter experimental y dirigida por Helène Cattet y Bruno Farziani. Pronto le tocará volver a los escenarios también con su faceta musical —tiene tres discos— para celebrar el 15º aniversario de la publicación de Femina, álbum de The Legendary Tigerman. “En realidad todo lo que hago es muy cercano, está en diálogo y se integra más o menos en lo mismo”, cuenta sobre sus distintas caras artísticas antes de dirigirse a sus primeras charlas con la prensa y afrontar un largo y lluvioso lunes en una Málaga que, estos días, parece Portugal.

María de Medeiros: de ‘Pulp Fiction’ a una casa en el norte de Portugal | Cultura
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