Nahir Gutiérrez nació en Mieres hace 58 años y se crio en Barcelona, pero con fuertes vínculos con Asturias. Leía con tres años: la llevaban por todo el colegio mostrando el prodigio. Empezó de voluntaria olímpica y acabo en las editoriales, primero en Tusquets, cuando las notas de prensa aún se mandaban por fax. De ahí a Seix Barral. Todavía no estaban dentro del grupo Planeta. Ahora es coordinadora de Comunicación de la División Editorial del grupo. Y profesora en el Máster en Edición de la Universidad Pompeu Fabra. En su faceta de escritora de literatura infantil tiene libros como ¿Dónde está güelita Queta? (Planetalector), ilustrado por Álex Omist, o, su nuevo lanzamiento, El cajón de las cosas que no duelen (Baobab), ilustrado por Iván Harón. Sabe muchos refranes. Y está contenta: “Es un privilegio, tengo el trabajo más bonito del mundo”.Pregunta. Escribió un cuento para explicar la muerte de su abuela a sus hijos.R. Mi abuela murió con 105 años. Su historia es la historia de todas las carencias de las mujeres de la época. Había entrado a servir con ocho. Viuda de minero, con 35 años, su marido murió de silicosis. Tenía seis hijos y hasta el tercero no supo de dónde venían los niños. Fue autodidacta, aprendió a leer con los periódicos que echaba a la cocina de carbón. Una de las cosas que más he disfrutado ha sido elegir libros para que ella los leyera.P. Su lanzamiento más reciente también tiene un origen curioso.R. Mi compañera Elena Blanco perdió un viaje a México. Yo estaba muy contrariada, vaya faena, y ella me dijo: “No te preocupes, lo he puesto en el cajón de las cosas que no duelen”. Qué frase, pensé, eso se merece un cuento.P. Y de ahí salió.R. Sí. Tengo tendencia a mirar mucho por el retrovisor, a imaginar lo que hubiera hecho si volviera a tener la oportunidad. Como dice el refrán: “Si la juventud supiera, si la vejez pudiera”. No se puede vivir así. Las cosas que no duelen, las que tienen que ir a un cajón, son las que ya pasaron y también las que no está en tu mano arreglar. Hay que negociar con la vida, no torturarse.P. En los libros para niños hay enseñanzas que bien podríamos aprovechar los adultos…R. Muchas veces no las hemos recibido. No tengo mucha fe en la humanidad, ahora los niños sufren de ansiedad… Yo si hubiera sido adolescente con Instagram lo hubiera pasado fatal, porque fui una adolescente muy acomplejada. Pero sí tengo fe en ciertas novedades como el permiso de paternidad…P. Al menos hay algo que va a mejor.R. Lo que me revienta es la gente que lleva a los niños en el carricoche con la tablet. Leí a Antonio Muñoz Molina que hay que exponer a los niños a la belleza como se los saca al sol. Lo de las pantallas me revienta, estamos creando niños sin resistencia a la frustración. Y como dice Anna Gavalda: la afición a la lectura empieza en unas buenas rodillas. Y otro refrán: “La palabra mueve, el ejemplo arrastra”.Nahir Gutiérrez, periodista y escritora, en el Hotel Meliá Casa de las Artes en Madrid, el 6 de marzo de 2025.Jaime VillanuevaP. ¿Por qué la comunicación editorial es una profesión tan feminizada?R. Tiene toda la lógica: la lectura también está muy feminizada. Las mujeres leen mucho más que los hombres, hay más libreras, más jefas de prensa…P. Ahora las escritoras tienen su parte proporcional de la atención.R. Exactamente. Todo se va poniendo en su sitio. Ha habido artículos criticando que haya que ser mujer para ganar un premio literario. No, no lo están entendiendo. Cada vez escriben más mujeres y cada vez se presentan más mujeres. Se va equilibrando. Y cada vez se lee a más escritoras, y no solo por militancia, sino porque la oferta es mayor.P. ¿Cómo es el tira y afloja con la prensa?R. Estamos condenados a entendernos. Los medios necesitan contenido y nosotros lo proveemos. Es una simbiosis. No hay tensión. Yo a mis alumnos les digo que todos los libros tienen un punto g, un detonante, una pestaña por los que cogerlos. La gente de comunicación se lee los libros: tiene que ver lo que hay de interesante y potenciarlo.P. ¿Siempre los leen?R. También he visto artículos criticando que las jefas de prensa no leemos los libros. Si haces la promoción con un autor te lees su libro, por respeto y porque es difícil trabajar sobre algo que no has leído. ¿Cómo lo vas a contar?P. ¿Y si no te gusta?R. Se trabaja igual, pero cuando te gusta te resulta más fácil venderlo. Yo a veces estoy leyendo el libro y me digo “esto le va a gustar a fulanito”. Ese clic, ese momento, es magia. Pero el mayor problema entre la comunicación y los periodistas es la falta de tiempo por ambas partes.P. El aluvión de publicaciones.R. Ese es un problema, porque no puedes hacer comunicación prêt-à-porter. Cada libro y cada autor son distintos. Además, hay que acompasar los ritmos entre los libros que salen ahora mismo y lo que han salido hace tres meses. Y también creo que los que trabajan en comunicación deberían visitar las redacciones para ver la cantidad de libros que llegan y empatizar con el ajetreo de los periodistas.No puedes hacer comunicación ‘prêt-à-porter’. Cada libro y cada autor son distintosP. La tarea de un escritor es muy diferente cuando tiene que escribir y cuando tiene que hacer la promo. Supongo que no todo el mundo lo lleva igual.R. Cuando no les gusta la promo se intenta ser más selectiva. Un autor a contrapelo no funciona. Pero en general lo entienden. Yo les digo que publicar es hacer público. “El buen paño en el arca se vende”, dice el refrán… pero eso ya no es así. Ahora hay mucho ruido y no solo es la competencia entre editoriales, sino el brainrot…P. ¿Brainrot?R. Algo así como “podredumbre cerebral”. Fue la palabra del año de Oxford University Press. El scroll infinito de las redes sociales. Y dicen que tener la cabeza mirando el móvil es como llevar 27 kilos en la nuca. Los autores han entendido que existe este ruido.P. ¿Cómo se maneja la vanidad de los escritores?R. Otra vez la empatía: son personas que se han pasado mucho tiempo escribiendo y quieren lo mejor para su criatura. Hay que intentarlo por todas las vías: a veces lo que prende la mecha de un libro es una pequeña aparición en un podcast.P. Suele decirse que cuando las cosas van bien es porque el producto es bueno, pero que cuando van mal, es culpa de la gente de prensa.R. Es un nubarrón que sigue sobrevolando, porque siempre se puede hacer más, porque hay que echarle la culpa a alguien. Pero lo que yo veo es que la gente de prensa va beyond duty: más allá del deber.

Nahir Gutiérrez, periodista y escritora: “Hay mucha podredumbre cerebral” | Cultura
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