No estará el negocio de la moda para tirar cohetes, pero Fendi parece dispuesta a que nada ni nadie le arruine la fiesta. La firma italiana, una de las pocas etiquetas históricas con denominación de origen romano que siguen en activo, celebra su centenario en un momento especialmente convulso e inquietante, sacando pecho y reclamando la relevancia social y cultural de un legado que se proyecta tan eterno como la ciudad que la vio nacer. Era 1925 y una mujer emprendía en la calle del Plebiscito una pequeña bottega marroquinera-peletera que sus sucesoras, todas mujeres, acabarían convirtiendo en una marca global. Por eso de Fendi siempre se ha hablado como de un poderoso matriarcado. Caprichos del destino, en realidad, porque Adele Casagrande, la fundadora, y su marido, Edoardo Fendi, solo tuvieron descendencia femenina: Paola, Anna, Franca, Carla y Alda, las hermanas que, a partir de la segunda mitad del pasado siglo, llevarían el apellido familiar a la gloria.Boceto realizado por Karl Lagerfeld en 2015 que evoca las colecciones de la marca en la década de los setenta. Archivo de Fendi“Como marca, Fendi es un magnífico ejemplo de cómo reinventarse. Para ser relevante durante 100 años el secreto es no parar nunca y pensar cada colección como si fuera la primera, captando el signo de su tiempo y transfiriéndolo al trabajo que haces. Eso, y mantenerte siempre fiel a un código de valores que empieza con la calidad del producto”, concede Silvia Venturini Fendi al otro lado de la pantalla del ordenador. Hija de Anna, a sus 64 años es el único vínculo de sangre que puede rastrearse hoy en la enseña, propiedad del entramado de lujo francés Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH) desde 2001. “Tengo el honor no solo de formar parte de una historia familiar de la que he disfrutado casi toda mi vida, sino también profesional, en tanto que pertenezco a esa otra rama que llamo la familia prolongada, formada por todas las personas que han creído en Fendi y la han hecho crecer y evolucionar. Me refiero al clan Arnault, que junto al equipo creativo y todos aquellos que colaboran con nosotros han contribuido a esta bellísima historia”, dice.Imagen del desfile de la colección otoño-invierno 2025. Archivo de FendiDirectora creativa de la colección masculina y la línea de accesorios, cargo en el que lleva instalada tres décadas contra viento y marea, Venturini Fendi puede dar testimonio no solo del devenir de la que, en cierto sentido, continúa siendo su casa, sino además de los cambios vertiginosos que ha sufrido la industria del vestir. Ella ya estaba allí, trasteando en el taller, cuando su madre y sus tías decidieron contratar a Karl Lagerfeld para la causa Fendi, en 1965. Un hito que apuntalaría uno de los pilares fundamentales del actual sistema de la moda: el diseñador externo que se hace cargo de la visión de una marca ajena. El alemán dio un giro copernicano a la peletería clásica con la que se habían hecho fuerte las romanas (el logo de la doble F, anagrama de Fun Furs, pieles divertidas, es suyo), sentó las bases de su lujoso prêt-à-porter (a partir de 1967) y la elevó a los altos salones de la costura (en 2015), las puso en el camino del arte conectándolas con el monumental patrimonio de su ciudad y dio alas a su internacionalización. Fueron 54 provechosos años de íntima colaboración, hasta la muerte del creador en 2019, otra medalla a colgarse: se trata de la relación más prolongada entre una firma y un diseñador de la que haya noticia. “Mi actitud creativa, la manera en la que entiendo mi profesión, la aprendí con él”, afirma la que fuera su pupila y luego colega. “Era un hombre obsesionado con el futuro, con no repetirse nunca. El pasado no le importaba en absoluto”, continúa.Las hermanas Fendi, en el atelier de la casa romana en los años setenta.Archivo de FendiQue la diseñadora se quedó con la copla lo demuestra la colección otoño/invierno 2025-2026, la que celebraba este centenario el pasado febrero durante la Semana de la Moda de Milán. “Quise evitar, precisamente, cualquier referencia específica al archivo, para proyectar lo que son nuestros valores en unas prendas que hablan del ahora. Te recuerda lo que es la marca, pero de manera sutil”, explica. “Ser llamada a interpretar la historia de Fendi ha sido muy emocionante, pero ante todo mi intención era escucharme a mí misma, a mi memoria, la real y la imaginaria, porque esos recuerdos de primerísima infancia en que lo que ves, lo que te queda grabado, pertenece tanto a la realidad como a la fantasía. Así que pensé en hacer referencia a la Silvia niña, aquella que retrató Lagerfeld para una campaña y desfiló para él con seis o siete años. Es una suerte de alegoría sobre el futuro de Fendi”, continúa. Las preguntas a propósito de los dimes y diretes de su cargo como directora creativa están proscritas de la entrevista, por cierto. Quizá para no caer en el bucle especulativo-conspiranoico en el que anda inmerso el sector estos días y del que ni escapa la propia enseña, sin jefatura en las colecciones femenina y de alta costura desde la salida del británico Kim Jones el pasado octubre.Baúles de la marca en 1983.Archivo de Fendi“Cuando tienes una mente creativa, el cambio es un estímulo y forma parte del aprendizaje, así es como lo he afrontado. La moda es una disciplina, un arte, una profesión, como quieras llamarlo, que te lleva a anticipar los cambios o darles formas, interpretando el momento, aunque este sea breve. El Baguette lo ejemplifica: un bolso que anticipó una tendencia que luego ha supuesto un beneficio para todo el sector, cambiando la percepción cultural de un accesorio que, de repente, se convierte en protagonista, jugando un papel importante en la presentación de una marca, algo que no había sucedido hasta entonces”, consigue arrancarle el periodista. Imagen del libro ‘Hand in Hand’, publicado en conmemoración del 25º aniversario del bolso Baguette.Archivo de FendiPara el caso, la conclusión que queda es, seguramente, la más relevante: he aquí una creadora que no solo le ha dado a la firma que defiende su mayor éxito global (el bolso Baguette, claro), sino que además ha demostrado con creces ser capaz de hacerse cargo por igual de sus propuestas masculina y femenina.Las hermanas Fendi junto a Karl Lagerfeld, en 1986.Archivo de Fendi“Un hombre puede tener una imagen idealizada de la mujer, y me parece bien. Pero una mujer no solo se escucha a sí misma, sino que también observa a las mujeres de otra manera, desde un punto de vista más real, más conectado a sus propias exigencias”, confirma la aludida, antes de concluir: “A mí gusta crear deseo con la practicidad, ver la creación en conexión con la realidad. Siempre le pregunto a las modelos si les gusta lo que llevan y si se lo pondrían en su día a día. Potenciar una actitud positiva hacia la moda empieza ahí”.

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