Como mercancía. Así fueron manejadas las 436 víctimas de trata de personas que se registraron en 2024, año con el mayor número de casos, en toda la historia, según datos del Ministerio del Interior. La cifra es alarmante. Desde 2008, la entidad ha recopilado información de 2.339 casos y la quinta parte de las víctimas corresponden únicamente al último año.Este delito, que deshumaniza por completo a sus víctimas, parte de un modelo en que los seres humanos son vistos como un producto a explotar. Acude a las vulnerabilidades, a las necesidades económicas y al engaño. Megan Jireh Bergaño Caicedo se encontraba en situación de explotación sexual mediante modelaje webcam, cuando conoció a Jonathan Ángel Justo. El hombre era un usuario de estas plataformas que afirmaba ser un cubano residente en Miami. Se presentaba como una persona espiritual, lo que cautivó a Megan rápidamente, quien viajó el 8 de julio de 2023 a Cartagena para conocerlo en persona.
Las autoridades y los expertos en el tema señalan que la técnica del enamoramiento, conocida como loverboy, es una de las más comunes actualmente para la captación, pues los entornos digitales facilitan la posibilidad de mentir. Una persona se acerca a la víctima para ganarse su confianza y luego hace promesas económicas y amorosas que generalmente incluyen el traslado a otro país bajo la idea de una “mejor vida”. Una vez logra la acogida de la víctima, procede a explotarla.Luego del viaje, según Andrea Caicedo, madre de Megan, la joven llegó a su casa con una actitud distante e irritable, afirmaba que había sido víctima de abuso en su infancia y acusaba a Andrea de tener responsabilidad, hecho que ella niega. Días después, Megan relató que Jonathan la llevó a una finca donde, según ella, fue inducida a un estado de trance en el que él le implantó esas ideas. En más de una ocasión, el hombre habría afirmado que la familia de la joven quería secuestrarlo y agredirlo. La madre de Megan señala que la joven idealizaba y seguía a Jonathan Ángel como una figura tanto espiritual como salvadora en lo emocional y económico.Para Claudia Quintero, psicóloga y directora de la Fundación Empodérame, que trabaja por la protección, el rescate y acompañamiento a víctimas de trata en Colombia, esto es un tipo de manipulación que constituye una forma severa de abuso psicológico, el cual busca el aislamiento completo de la víctima; una técnica comúnmente utilizada en la trata de personas. Asegura que los comportamientos de Megan eran “indicadores típicos de un proceso de manipulación emocional o adoctrinamiento coercitivo, herramientas psicológicas utilizadas por agresores para ejercer control sobre sus víctimas, erosionar vínculos afectivos previos y crear una dependencia emocional”.La Fundación Empodérame denunció el caso a través de sus redes sociales. Foto: Cortesía Fundación EmpodérameEl 16 de agosto de ese mismo año, Megan viajó a Barranquilla para reunirse una vez más con Jonathan Ángel. Unas personas contactaron a la madre de Megan días después y le informaron que su hija había sido hallada en un estado grave de intoxicación y de deterioro físico y mental. Tres hombres, entre ellos un extranjero, la habían dejado abandonada. Pese a toda la situación, Megan dejó su casa meses después y rompió la comunicación directa con su familia. Ahora, Jonathan es el intermediario. Cuando lograron hablar con ella a través de una videollamada, la notaron confundida y solo dio respuestas tras buscar la aprobación del hombre.La historia de esta joven, actualmente víctima de trata con fines de matrimonio servil en Estados Unidos, según lo han evaluado entidades en Colombia, refleja la realidad que enfrentan miles de mujeres cada año. Varias organizaciones que trabajan el tema señalan que existe un amplio subregistro de casos, y que las cifras oficiales no representan la magnitud real del problema.Según el Ministerio del Interior, el 74 por ciento de las víctimas son mujeres y la mayoría de los casos tienen como fin la explotación sexual. “Esta distribución evidencia una fuerte vulnerabilidad de las mujeres frente a este delito, lo cual debe ser considerado para diseñar políticas públicas más inclusivas y con enfoque diferencial”, asegura el Ministerio.
Es importante señalar que existen otros métodos de explotación como el trabajo forzado, la mendicidad ajena y la servidumbre. La Fiscalía agrega que, aunque hay un evidente foco en las mujeres, existe un subregistro amplio de casos de hombres que deciden no denunciar por miedo a ser juzgados o estigmatizados.Financiar un conflicto armadoLa trata de personas ocurre en dos modalidades: interna y externa. La primera se da cuando las víctimas son captadas al interior del país para su explotación; la segunda, cuando son trasladadas a otro país. De acuerdo con la Fiscalía, las maneras en que operan las redes son diversas, pues no hay una sola forma de ejecutar la captación, el traslado, la acogida o la explotación. Así mismo, señalan que hay una infinita diversidad de organizaciones que participan de este crimen, que van desde agrupaciones pequeñas de personas hasta estructuras criminales con operaciones a nivel internacional. Los fiscales son claros en afirmar que estos factores provocan que la investigación sea más compleja.Varias fuentes judiciales le confirmaron a EL TIEMPO que las redes de trata en Colombia son manejadas por organizaciones delictivas que trabajan en conjunto con los grupos armados del país. Para la Fiscalía, el Clan del Golfo, la banda AK-47 y el Tren de Aragua son los principales implicados. Sin embargo, organismos de inteligencia tienen mapeado el accionar del Ejército de Liberación Nacional, ELN, que diversificó su negocio de drogas, secuestro y extorsión.La Fiscalía referencia que Medellín, Cartagena, Bogotá y el eje cafetero son las zonas donde más se presentan casos. A nivel internacional, las redes están integradas por cárteles mexicanos y dominicanos, así como mafias europeas provenientes de Francia, Grecia, Albania y países de la península balcánica.Protesta en la plaza de Bolívar de Pereira para alertar sobre el flagelo de la trata de personas. Foto:Alexis MúneraLa entidad también señaló que la mayoría de las víctimas del delito en modalidad transnacional son llevadas a México, República Dominicana, Chile, Perú y diversos países de Europa como España, Francia, Italia, Albania y Grecia. Hace tan solo tres semanas, la Policía Nacional desmanteló una red transnacional de trata y explotación sexual de mujeres que tenía sus operaciones en Medellín. El destino de las víctimas era, precisamente, Centroamérica y Europa.De acuerdo con Claudia Quintero, los grupos armados han encontrado en la trata una fuente de enriquecimiento para sostener sus operaciones. Señala que los cuerpos de las mujeres no solo siguen siendo vistos como trofeos de guerra, sino también como un objeto de negocio. “Las trafican como parte de sus economías criminales. Lo hacen con la misma lógica del narcotráfico: sin invertir nada, solo trasladan cuerpos como mercancía”, asegura. Este delito, según ha señalado Naciones Unidas, es uno de los más rentables a nivel mundial, pues podría generar un aproximado de 150.000 millones de dólares anualmente.La Fiscalía añade que una mujer en condición de explotación sexual podría darles a sus captores ingresos entre los 10.000 y los 20.000 euros semanales. Afirma que parte de los motivos del incremento en el último año se deben precisamente a la rentabilidad de esta mafia. Sin embargo, el Ministerio del Interior asegura que el aumento en las cifras podría estar relacionado con una mayor capacidad institucional para registrar y sistematizar los casos, más que con un crecimiento real del delito. LEA TAMBIÉN A pesar de esto, organizaciones como Espacios de Mujer, Valientes y Fundación Empodérame expresan su preocupación frente al alza en las cifras y explican que esta también se debe a la digitalización que se dio como resultado de la pandemia y a las facilidades de captación que brindan los espacios en la red. Señalan, además, la progresiva normalización de la explotación sexual en línea y la facilidad que tienen los captores de generar anuncios cada vez más reales con inteligencia artificial. La Fiscalía tiene identificado que el modelo de captación por medio de las redes sociales, con anuncios en plataformas como TikTok, Facebook e Instagram, es uno de los más utilizados por las estructuras internacionales.Un centenar de mujeres marcharon en rechazo a la violencia sexual junto a No Es Hora De Callar. Foto:MAURICIO MORENO / EL TIEMPOSegún Danitza Marentes, directora de Valientes, muchos de los grupos armados han sumado la trata de personas a la lista de sus negocios ilícitos debido a la rentabilidad que tiene el delito: “La hoja de coca la venden una vez, a una persona la pueden vender treinta veces al día”. Añade que una cantidad importante de las víctimas del crimen tienden a estar en las zonas más afectadas por el conflicto, pues las necesidades económicas, el miedo y la esperanza de una mejor vida son las principales razones por las que caen ante las ofertas fraudulentas.La hoja de coca la venden una vez, a una persona la pueden vender treinta veces al díaDanitza MarentesDirectora de Valientes.El desplazamiento forzado es otro eslabón en el problema. Quintero agrega que las víctimas, en muchas ocasiones, son mujeres desplazadas. “Llegan a ciudades como Bogotá, Cartagena o Cali sin apoyo. Y en ese vacío, aparecen las redes de trata disfrazadas de salvación: “te consigo trabajo en Chile”, “tengo un amigo que te paga el viaje a España”, “vas a ganar en dólares”. Pero lo que hay detrás es otra forma de esclavitud moderna”.El Informe sobre la Trata de Personas en Colombia 2024 de la Embajada de los Estados Unidos en Colombia argumenta que varios grupos armados ilegales, como el ELN, la Segunda Marquetalia, las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo, operan en zonas donde las personas vulnerables pueden ser explotadas en la trata de personas: “Estos grupos, en particular en los departamentos de Cauca, Chocó, Córdoba, Nariño y Norte de Santander, reclutan por la fuerza o utilizan a niños, incluidos jóvenes venezolanos, indígenas y afrocolombianos, para que sirvan como combatientes e informantes, cosechen cultivos ilícitos y los exploten en la trata con fines sexuales”.Añade el documento que el Tren de Aragua y el ELN operan redes con fines sexuales en Villa del Rosario, Norte de Santander. Señala que explotan a migrantes venezolanos y desplazados internos, especialmente mujeres, niños y adolescentes, aprovechándose de su situación económica y sometiéndolos a servidumbre por deudas.Protesta contra la explotación sexual comercial de niñas, niños, adolescente y la trata de personas. Foto:JUAN BAUTISTA DIAZ NARVAEZ / EL TIEMPO.Además, recalca el organismo, que el ELN y las disidencias de las Farc reclutan o secuestran mujeres para explotarlas sexualmente en campamentos, e incluso trasladarlas a Venezuela, y que, por su parte, el Tren de Aragua atrae a las víctimas ofreciéndoles alojamiento y comida a crédito, para luego obligarlas a prostituirse cuando no pueden pagar. Algunas son marcadas detrás de las orejas como signo de control. Agrega que el terminal de transporte de Cúcuta es utilizado para movilizar víctimas hacia otros países como Argentina, Ecuador y Perú, y que cuentan con redes de operación en varias ciudades colombianas.Un delito poco entendido e impuneLa trata de personas está regulada por la ley 985 de 2005. Es la captación, traslado y retención de una persona con fines de explotación. Hoy, tras 20 años de la promulgación de la ley, expertas señalan que la tipificación correcta del delito es una de las dificultades más grandes en Colombia. Afirman que hay un desconocimiento por parte de los funcionarios públicos y de la sociedad en general. Esto desencadena grandes problemáticas: subregistro de casos que no son identificados debidamente, procesos de revictimización y poco entendimiento a quienes caen en el crimen.Betty Pedraza, directora de la Corporación Espacios De Mujer, explica que el delito ocurre cuando una persona pierde toda autonomía y libertad para tomar decisiones y es explotada por otra persona con fines de obtener un beneficio. Agrega que una de las causas de los subregistros, además de las confusiones con otros delitos, es las pocas garantías de seguridad que reciben las mujeres al denunciar. El miedo a sus victimarios las detiene constantemente de hablar sobre lo ocurrido.Sin embargo, la Fiscalía explica que, más allá de si hay o no una denuncia, la entidad está en la obligación de investigar el delito. Añade que quienes deciden hablar y denunciar, son acogidos bajo el Programa de Protección a Víctimas y Testigos. No obstante, esto implica condiciones como aislamiento y vigilancia por parte de la Policía Nacional, que muchas sobrevivientes no están dispuestas a aceptar. Agrega que hay zonas del país donde se carece de refugios y espacios seguros. LEA TAMBIÉN “En la Fundación Empodérame hemos acompañado a mujeres que, después de denunciar a sus tratantes, han recibido amenazas, han sido desplazadas nuevamente o incluso perseguidas por actores institucionales. Algunas han terminado revictimizadas por fiscales, por jueces o por la policía. Otras han sido tratadas como si fueran cómplices de sus explotadores, solo por haber estado en situación de explotación sexual”, sostiene Quintero.La realidad de la violencia institucional es otro factor que limita las denuncias. Pedraza señala que la falta de conocimiento de los funcionarios es una dificultad constante debido a la alta rotación del personal. Asegura que, aunque se ofrecen capacitaciones de forma permanente, los avances se pierden cada vez que llega nuevo personal sin experiencia previa en el tema: “Esto impide consolidar procesos institucionales y genera revictimización, ya que quienes reciben a las víctimas no siempre están formados ni cuentan con enfoques diferenciales o de derechos”.A este modelo se suma una realidad que la sociedad percibe como completamente desalentadora: la impunidad. Según datos de la Fiscalía, obtenidos por EL TIEMPO, el 89,95 por ciento de los casos de trata en Colombia, registrados desde 2010, permanecen en etapa de indagación. De 3491 noticias criminales, sólo el 3,38 por ciento han llegado a ejecución de penas.
La entidad señala que parte de los casos estancados en etapa de indagación corresponden a eventos previos a 2015, donde muchas víctimas se han distanciado del proceso, lo que ha dificultado la identificación de los actores. Sin embargo, el promedio de la ejecución de penas de los últimos cinco años es del 0,79 por ciento. Aseguran que puede haber desfases por demoras en los reportes y actualizaciones de las cifras oficiales que se publican.Agregan que desde 2022 se han implementado estrategias para enfrentar la trata de personas, tanto interna como transnacional. Para esto, crearon un grupo especializado en la Dirección de Derechos Humanos. Trabajan especialmente en regiones como Medellín, Cartagena y Cúcuta y han generado cooperación con países europeos y latinoamericanos en equipos conjuntos de investigación.¿Quiénes son las víctimas?Los captores eligen cuidadosamente a sus víctimas. Buscan, en su mayoría, mujeres vulnerables. La pobreza, la inestabilidad laboral, acceso limitado a la educación y condiciones de vida permeadas por el conflicto armado son algunos de los factores que las exponen a ser víctimas de trata.“Suelen ser niñas y mujeres entre los 13 y los 29 años, racializadas, con consumos abusivos de sustancias, sin educación afectiva, madres solas, desplazadas, migrantes, sin red de apoyo. Muchas ya estaban insertas en el sistema de explotación: en prostitución ocasional, con sugar daddies o en relaciones que se disfrazan de sexo por supervivencia”, asegura Quintero. Señala la Fiscalía que gran parte de las mujeres víctimas de trata transnacional ya son víctimas de explotación sexual o de trata interna.Marcha dirigida por No Es Hora De Callar en Buenaventura, Valle del Cauca. Foto:MAURICIO LEON / EL TIEMPOPor otra parte, la migración es un factor importante que, según las organizaciones, ha empezado a consolidar a este grupo de personas como uno de los más vulnerables. De acuerdo con MinInterior, del total de casos registrados, 578 corresponden a personas extranjeras. El 79,24 por ciento de ellas son venezolanas.Betty Pedraza señala que, a raíz de la diáspora venezolana y del aumento de flujos migratorios, Colombia se ha convertido en país de origen, tránsito y destino para la trata de personas. Añade que, en los últimos años, entre el 40 y el 43 por ciento de las víctimas identificadas en el país son de nacionalidad venezolana. Para el MinInterior, esto implica desafíos adicionales en términos de atención y protección con enfoque diferencial y humanitario. Claudia Quintero afirma que las suspensiones de regularizaciones migratorias segregan a las posibles víctimas y las empuja al trabajo sexual y a las redes de trata. LEA TAMBIÉN Estas vulnerabilidades también exponen a mujeres de comunidades indígenas y afro, ubicadas principalmente en zonas de conflicto armado. “Muchas comunidades indígenas, como los Emberá, han sido desplazadas por el conflicto armado y hoy viven en condiciones extremadamente precarias, sin acceso a salud, educación o empleo. Su vulnerabilidad se incrementa frente a delitos como la trata de personas, sobre todo cuando se carece de apoyo, información y mecanismos de protección”, señala Danitza Marentes.Laura Sofía Valencia Ballén – No Es Hora De Callar – Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

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