
En el hogar de Fernando Blasco (Madrid, 57 años) la Lotería de Navidad nunca fue un asunto de azar o dinero, sino más bien de tradición. En sus recuerdos de infancia afloran las imágenes de la televisión encendida, las voces animadas de los niños de San Ildefonso llenando el salón, el árbol en pie mientras el espíritu festivo entraba por la puerta. Décadas más tarde, este doctor en Ciencias Matemáticas apenas compra algún décimo. A veces lo hace para sus alumnos de la Universidad Politécnica de Madrid o para algún colega, más por compartir la tradición. Porque sabe que la matemática no se equivoca y por cada euro jugado treinta céntimos se pierden. “Si realmente pudiera saber el número de la lotería que va a salir no estaría aquí ahora”, bromea desde el otro lado del teléfono, con una pequeña risa que atraviesa la línea. No cree en la suerte, cree en los números. Para él existen probabilidades: una entre 100.000 de ganar el Gordo. El bombo no tiene memoria, insiste, no recuerda nada. No hay estrategia posible. Más informaciónAdemás de divulgador, Blasco es mago aficionado. Se divierte con los juegos de cartas y con las ilusiones que surgen de las propiedades de los números. Y ahí traza la línea simbólica que separa la magia de la lotería. Mientras la magia “engaña con belleza y nos devuelve la capacidad de asombro”, la segunda es puro azar, sin trucos ni fórmulas que puedan cambiar el resultado. Más que un sorteo, es un ritual que marca el inicio de las fiestas en España que se remonta al siglo XIX. Pregunta. ¿Por qué se tiende a creer que toca el Gordo siempre en los mismos sitios? O es que existe algún patrón… Respuesta. Se podría pensar que lugares que venden muchos décimos, como Doña Manolita en Madrid, tendrían más números premiados. Lo que pasa es que al vender tantos también hay muchos otros que no resultan ganadores. Ir allí poco garantiza que vayas a tener más suerte, es más probable que te toque un premio pequeño. Por ejemplo, hay 10.000 reintegros, uno por cada número que termina igual que el Gordo. Solo recuperas lo que has jugado, no ganas nada extra. Luego están los premios de cinco euros por cada euro jugado, algo más de 5.000. Si consideramos 100.000 números, le tocaría un premio de ese tipo a una de cada 20 personas. P. Entonces, ¿cuál es realmente la probabilidad de que toque el Gordo a un décimo concreto? R. Piensa en el Santiago Bernabéu. Ganar el Gordo es más difícil que encontrar un regalo escondido en un asiento del estadio. ¿Por qué? Pues si no me falla la memoria, tiene capacidad para unas 81.000 personas. La probabilidad de ganar el Gordo con un solo boleto es de una entre 100.000. P. ¿Comprar décimos en distintos lugares aumenta en algo las probabilidades? R. No, matemáticamente da igual. Lo único que importa es la cantidad de números en el sorteo y el orden en que salen. Pueden existir manías personales. A mí me gusta el número ocho, así que, si comprara un décimo, elegiría ese, pero la probabilidad de que salga es la misma que del bombo salga el cinco o el tres. No existe ninguna estrategia que asegure un beneficio. Solo jugando mucho puedes aumentar ligeramente la probabilidad de ganar. La lotería está bien diseñada, reparte en premios el 70% de lo que recauda y se queda con el 30%. P. ¿Qué tiene la Lotería de Navidad que no tienen otros sorteos? R. La tradición y la familiaridad. La Lotería de Navidad combina premios grandes y pequeños, lo que la hace atractiva. Puedes ganar algo importante, pero sigue siendo muy difícil. Hacerse rico ganando la lotería es muy complicado, pero podemos jugar para divertirnos. P. Volviendo al aspecto lógico de la lotería que le preguntaba al inicio, ¿cuál cree que es la expectativa matemática de ganar? R. Para que alguien gane bastante, muchos otros tienen que perder. La esperanza de retorno es que por cada euro que inviertes recuperarás 0,7 euros de media. Si compras 10 décimos de 20 euros cada uno ―unos 200 euros―, en promedio recuperarías 140. Esto se aplica tanto a la Lotería de Navidad como a otros sorteos y lo único que cambia es la distribución del riesgo. Participar en peñas o grupos permite cubrir más combinaciones, pero los premios se reparten y también inviertes más. El retorno sigue siendo del 70% de media. El sorteo es completamente aleatorio.P. ¿Usa el sorteo navideño para enseñar probabilidad en el aula a sus estudiantes?R. Sí, es un ejemplo cercano que permite explicar combinatoria, probabilidad y leyes de los grandes números. Se puede comparar con juegos de cartas o dados, los estudiantes reconocen el contexto y es más fácil de entender.P. Después de tantos años divulgando matemáticas, ¿compra lotería de Navidad?R. Muy poco. Solo compro para los alumnos o para compartir con gente cercana. P. Ya que usted practica la magia, ¿considera que hay alguna relación con los juegos de este tipo?R. Sí, muchos juegos de magia están basados en combinatoria o propiedades numéricas. La magia crea ilusiones, sabemos que nos engañan, pero de manera artística. En la magia y la lotería hay trucos, pero no es posible predecir realmente los números premiados.
Fernando Blasco, matemático: “Ganar el Gordo es más difícil que encontrar un regalo escondido en un asiento del Bernabéu” | Ciencia
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