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La imagen del exministro Ricardo Bonilla siendo capturado por los agentes del CTI de la Fiscalía al filo de la medianoche del jueves, en el Tribunal Superior de Bogotá, fue esta semana una de las más virales en el país y retrata de cuerpo entero la magnitud creciente del escándalo del saqueo de la UNGRD.Bonilla, respetado economista e incondicional del presidente Gustavo Petro, y su excolega del Interior Luis Fernando Velasco se convirtieron en los más altos miembros del Gobierno en ser capturados por el mismo escándalo que tiene prófugos de la justicia a otros dos exalfiles del primer mandatario: Carlos Ramón González y César Manrique.Luis Fernando Velasco Foto:Redes sociales.Velasco se entregó en Cali luego de que el Tribunal de Bogotá determinó que él y Bonilla deben enfrentar en prisión el proceso que los señala como cabezas de un plan para aceitar las reformas sociales del Gobierno en el Congreso con la plata robada al erario. “Articularon, promovieron y coordinaron a través de terceros un esquema reiterado de dirección contractual en entidades como la Unidad e Invías, con el propósito específico de asegurar mayorías legislativas para la aprobación de proyectos de ley y de operaciones de crédito público valiéndose de recursos del erario”, dijo la magistrada Aura Rosero.El Tribunal acogió la tesis de la Fiscalía, según la cual desde el Gobierno operó una “empresa criminal” que habría direccionado siete contratos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y del Invías para garantizar mayorías en el Legislativo. Por estos hechos también están en la cárcel la exconsejera para las Regiones Sandra Ortiz, emisaria de los 4.000 millones de pesos con los que se habría sobornado a los expresidentes del Congreso Iván Name y Andrés Calle; y Olmedo López, exdirector de la UNGRD, y su subdirector, Sneyder Pinilla. Ellos son los dos testigos estrella de los casos que avanzan en la Corte y en la Fiscalía.González y Manrique son cercanos a Petro desde la época del M-19. En esa guerrilla, Petro conoció a González, hoy protegido en Nicaragua por la dictadura de Ortega y por opacos movimientos desde la embajada de Colombia en Managua. Cuando se cocinaba la campaña del hoy Presidente, González fue uno de los que empujaron su entrada a la coalición de los llamados ‘alternativos’ y después se convirtió en la cara más visible del ala oficialista de los ‘verdes’. Como tal entró al Gobierno, primero, como jefe del Dapre y, luego, como cabeza de la Dirección de Inteligencia, la ‘policía política’ de Palacio. Su aparición en el escándalo, a mediados del año pasado, lo tumbó del cargo y poco después salió del país.Captura del exministro del gobierno Petro, Ricardo Bonilla Foto:Néstor Gómez – El TiempoManrique, quien según la Fiscalía habría desviado contratos de la UNGRD por casi 100.000 millones de pesos, acompañó a Petro en la Alcaldía de Bogotá como director del Fondo de Vigilancia, desde donde lideró el polémico contrato para la compra de motos eléctricas para la Policía en 2012. Por ese negocio fue condenado a diez años de cárcel por corrupción, pero ya entonces estaba eludiendo a la justicia. Petro lo mantuvo más de dos años como jefe de la Función Pública. En esa misma línea de lealtades con costos políticos y judiciales, Bonilla, durante su paso como secretario de Hacienda de la Bogotá Humana de Petro, fue inhabilitado por la Procuraduría porque, siguiendo instrucciones de su jefe, como miembro de la junta directiva de TransMilenio aprobó una reducción de la tarifa del servicio que derivó en un detrimento patrimonial.En su reacción de esta semana ante el que es, hasta ahora, el escándalo más grande de su gobierno, el presidente Petro la emprendió contra la magistrada que ordenó la detención de sus ministros, sugiriendo que fallos suyos habían beneficiado al expresidente Álvaro Uribe. Esto a pesar de que, en esencia, la magistrada Rosero acogió la tesis de la fiscalía de Luz Adriana Camargo, ternada por el propio Gustavo Petro.También defendió a Bonilla, de quien dijo: “Es ingenuo. Le dije que tuviera cuidado con la extorsión (…). El problema es Olmedo (López)”. La estrategia del jefe de Estado ha sido tratar de concentrar el escándalo en López, quien también fue socio político desde los tiempos de la AD-M19 y a quien él personalmente insistió en nombrar en Gestión del Riesgo. El Presidente, en todos estos meses, ha eludido hablar de su responsabilidad por haber nombrado también a Carlos Ramón González, Manrique, Sandra Ortiz y los dos ministros que ahora están presos por un escándalo que golpea también al Pacto Histórico, donde una de las más fieles escuderas de Petro, la senadora Martha Peralta, ha sido señalada por la Fiscalía como articuladora de la red de coimas.Audiencia contra Bonilla y Velasco. Foto:Archivo Particular“Hay un costo político importante por el escrutinio que hay alrededor de los hombres de confianza de Petro. Además, un gobierno que en campaña hizo tantas promesas y generó tantas expectativas alrededor de enfrentar esos esquemas enquistados de corrupción no impulsó transformaciones realmente significativas en esta materia”, dijo Andrés Hernández, dirección de Transparencia por Colombia.Ahora, con Bonilla y Velasco presos, los focos se dirigen hacia la estrategia de defensa que seguirá el exministro del Interior, un político curtido que aterrizó en las toldas del petrismo en la campaña del 2022 y a cuya defensa el mandatario, llamativamente, no dedicó mayor tiempo ni caracteres en su cuenta de ‘X’. Incluso en algunos sectores se está hablando de la posibilidad de un ‘ventilador’ que podría terminar salpicando a la Casa de Nariño.“Señora magistrada, actué bien. Todos los acuerdos políticos que adelanté con el Congreso los consulté con el señor Presidente y con él los acordé. Nada se hizo sin su instrucción, y vale la pena aclarar que ni él me dio órdenes ilegales ni yo se las hubiera aceptado”, dijo Velasco en las audiencias.También insistió en que por orden de Petro le dijeron que nombrara a Olmedo en una subdirección de Gestión del Riesgo, y que le bastó una charla con él para ver que no era confiable. Y dijo que a pesar de que en Palacio conocían sus antecedentes, la orden fue ponerlo en la UNGRD: “A mí me pidieron desde la Presidencia de la República, la doctora Laura Sarabia, nombrar al doctor Olmedo en uno de los cargos directivos de la UNGRD, y no lo nombré. Y ahí crecieron distancias que venían de tiempo atrás, y que presentaré en su momento”.Este diario se comunicó con Sarabia, hoy embajadora en Londres, quien aseguró que, tal como lo dijo Velasco, ella recibía órdenes del Presidente. También afirmó que, cuando llegó a Palacio como jefa de Despacho, uno de sus primeros actos fue pedirle la renuncia al entonces director de la UNGRD, ya salpicado por el escándalo.“¿Quién fue el verdadero cerebro que diseñó el entramado y dio la orden? La pregunta no es menor, porque el escándalo ha comprometido no solo a dos ministros de las carteras de mayor jerarquía, sino también a Carlos Ramón González, prófugo de la justicia y, en todo caso, uno de los hombres más cercanos al Presidente. Esto pone en duda que haya existido un escenario coherente de lucha contra la corrupción y abre la puerta a la sospecha de que ese discurso terminó siendo apenas retórico”, cuestiona el director de Excelencia en la Justicia, Hernando Herrera.Sara Valentina Quevedo DelgadoRedacción Justicia
