El día después de que Juan Carlos Ferrero (Ontinyent, Valencia; 45 años) y el tenista Carlos Alcaraz anunciasen su desvinculación profesional, hace exactamente una semana, el entrenador estaba abatido y respondía ante la petición de este periódico: “No es el momento, pero gracias…”. Sí lo es, sin embargo, ahora que ya ha transcurrido un tiempo prudencial y ha podido analizarlo desde una perspectiva más adecuada, después de un final muy abrupto e inesperado. El preparador contesta a EL PAÍS en Nochebuena y por teléfono, con un tono de resignación y al mismo tiempo con la sensación del deber cumplido, consciente de que el deporte de hoy no entiende de sentimentalismos y de que las relaciones son cada vez más cortas. La de ambos ha sido generosa, pero el hilo se rompió. Nadie lo esperaba después de siete años de fábula. Atrás quedan seis grandes y el número uno.Más informaciónPregunta. ¿Hasta qué punto está dolido?Respuesta. Dolido no, lo que estoy es apenado. Al final el sentimiento es fundamentalmente de pena. Ellos [el círculo de Alcaraz] miran por su propio interés y yo por el mío, y se ha dado así. No nos hemos puesto de acuerdo y todo perfecto, pero en el fondo es una pena porque la relación ha sido muy larga y ha ido muy bien a nivel de resultados, así que es una lástima que se haya acabado. Es triste.P. Por decirlo de forma muy llana: ¿Al final ha sido una cuestión de pasta, de términos contractuales, o bien responde a un todo?R. No, no, no… No voy a entrar en detalles, pero simplemente, a final de año siempre hay un contrato que revisar y unas veces se tocan determinadas cláusulas y otras no. Esta vez se han intentado tocar ciertas cláusulas, que son privadas, y yo no estaba de acuerdo. Ellos tienen sus intereses y yo los míos, y no nos hemos puesto de acuerdo. Así ha sido, ya está.Se han intentado tocar ciertas cláusulas y no estaba de acuerdo. Ellos tienen sus intereses y yo los míosP. Llama la atención el hecho de que ni siquiera se hayan sentado a hablar, de que haya sido así de frío el desenlace.R. Ya… Pero eso son decisiones de ellos. Han pensado que el contrato tenía que hacerse así, que era inamovible, y yo lo debo respetar.P. ¿La decisión es de Alcaraz?R. No voy a entrar ahí. Carlos era consciente de por dónde iba todo, pero es una decisión de equipo y al final se ha decidido como el grupo que son. No sé quién ha sido en particular, ni voy a señalar a nadie… Sencillamente, no ha habido un acuerdo.P. Desde el punto de vista estratégico y también deportivo, ¿tienen el padre y usted ópticas muy diferentes?R. No voy a entrar ahí.Ferrero y Alcaraz posan con el resto del equipo y los familiares del tenista, tras asegurarse el número uno hace un mes en Turín.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)P. El documental (Carlos Alcaraz: A mi manera) expone con claridad las diferencias de pareceres. ¿Se arrepiente de haberse expuesto de esa forma? ¿Volvería a hacerlo? R. Sí, por supuesto. Arrepentimiento ninguno… Se ve lo que soy. Siempre he sido sincero. Intento ser coherente con mi forma de pensar y de ver las cosas. Siempre he tratado de adaptarme al máximo a la forma de ser de Carlos y creo que ha ido todo muy bien. A una persona joven como él hay que ir diciéndole las cosas de la manera correcta, y siempre me he mantenido firme en mis creencias. El documental es transparente.Siempre he sido sincero. Intento ser coherente y a la vez he tratado de adaptarme al máximo a CarlosP. Desde que empezaron a trabajar juntos hasta aquí, ¿cuánto ha cambiado Alcaraz? ¿Ha ido dejando la relación de ser más paternal y derivando estrictamente en lo profesional?R. Nuestra relación nunca ha sido padre-hijo. Él ya tiene su propia familia. Creo que he sido la persona que, justo en el momento en que necesitaba que alguien estuviera muy encima de él, para enseñarle el recorrido que tenía que hacer para convertirse en un gran tenista, lo ha estado. La familia siempre ha estado y siempre estará ahí, así que es necesario separar ciertos términos: lo profesional y lo familiar. Todas las personas vamos cambiando conforme vamos adquiriendo experiencia, así que Carlos no puede ser el mismo con 15, 16 o 17 que con los 23 que cumplirá dentro de no mucho, tanto por las experiencias de la vida como por otras cuestiones: el hacerte conocido, el nivel adquisitivo… Todo eso va cambiándole a uno poco a poco, aunque no tiene por qué ser a mal ni mucho menos, ¿eh?Ferrero y Alcaraz se abrazan ante la mirada del padre del tenista tras el éxito de Miami en 2022.ERIK S. LESSER (EFE)P. ¿Hasta qué punto ha pesado el repliegue de Carlos hacia casa, a su academia de Murcia, y el hecho de haber abandonado la de Villena (Alicante), a la que usted da nombre desde hace años?R. Ese tema es una consecuencia de la exigencia que hay ahora en el circuito. Él tiene sus instalaciones en casa, su guarida para el descanso y el espacio en el que desconectar junto a sus amistades, así que nosotros [Ferrero Tennis Academy] hemos entendido que él iba a estar cada vez más tiempo allá. No le hemos puesto ningún problema, y eso debe quedar claro.P. ¿Y hasta qué punto ha influido el hecho de que usted haya viajado menos esta temporada?R. Al final, cuando las relaciones son tan duraderas, el poner a alguien [Samuel López, a partir de la ruptura entre ambos el entrenador titular, después de haberse incorporado al equipo como complemento a finales de 2024] que renueve la sangre y diga las cosas de una manera diferente, aunque siguiendo la misma línea, es positivo. Si no se hace así, los vínculos van erosionándose, porque ese discurso único al final cuesta. Hoy día, el que suela haber dos entrenadores va bien para el jugador y los propios técnicos, porque así tienes un poquito más de tiempo para ti. Al revés, diría que ese ha sido uno de los motivos por los que la relación ha durado más tiempo.Hemos hecho una carrera impresionante, alcanzar esos sueños que él tenía de niño era muy complicadoP. Teniendo en cuenta la personalidad de Alcaraz, ¿la empatía es tan importante o más que la transmisión de los conocimientos?R. Creo que eso es importante. Los jugadores son como son, cada uno tiene un perfil diferente y su propia forma de hacer las cosas. Hay veces que están bien y otras que no tanto, así que nosotros, como equipo, hemos intentado siempre que si la juventud le hacía ver algunas cosas de forma errónea, lo entendiera y tuviera perspectiva. Carlos siempre ha sido bastante maduro para la edad que tiene, pero a la vez es especial, obviamente, y todo el mundo tenía que adaptarse. Siempre hemos sabido mantenernos en nuestra posición y hemos buscado lo mejor para él.P. ¿Qué le pide el cuerpo ahora?R. Asentar un poquito el dolor, porque el hecho de no estar juntos me entristece, lógicamente. Después de todo lo que hemos vivido va a costar un tiempo adaptarse a la situación, así como generar otra vez esas ganas, esa ilusión y esa motivación que necesitas para dirigir a otro jugador. Ahora, calma y a estar en casa, invertir un poquito más en la familia y luego, con tranquilidad, ya veremos qué va saliendo.P. ¿Qué poso le queda?R. Me quedo con todo lo positivo. Hemos hecho una carrera impresionante, difícil de imaginar cuando nos juntamos. Es verdad que Carlos siempre ha tenido el potencial, pero alcanzar esos sueños que él tenía era muy complicado y nos quedamos muy contentos. Hemos vivido un sueño hasta aquí. Es una pena por la relación que teníamos. Los finales siempre son tristes.

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