
Con la idea de entretenerse durante la pandemia, las primas Lucie Gray y Ellie Bruce, de 34 y 26 años respectivamente, probaron un detector de metales en el jardín de su abuelo. Ese mismo día encontraron el botón de una chaqueta naval, lo que picó su curiosidad. “Nos hizo preguntarnos qué otras cosas ocultas habría”, recuerda Gray, que se había mudado recientemente de su Nueva Zelanda natal a la localidad inglesa de Lincoln, donde viven sus parientes. Poco después, tras abandonar sus planes de trabajar en la industria de la moda, se unió a su prima en la empresa familiar dedicada al papel pintado artesano. Juntas también se dedicaron a su nueva afición detectando metales y compartiendo sus aventuras en la cuenta de Instagram Roman Found, que cuenta con seguidores por todo el mundo. En abril publicarán su libro Things we found in the ground (HaperCollins), una serie de relatos autobiográficos que abordan su descubrimiento personal junto con la historia colectiva y la voluntad de empezar a “mirar bajo la superficie”. La historia de estas primas ilustra la reciente popularidad de la detección de metales, en concreto en el Reino Unido, donde existen varios productos culturales dedicados a esta subcultura, como la serie de la BBC Detectorists y la película de Netflix The Dig. Lo que antes se consideraba un pasatiempo un tanto excéntrico, generalmente para jubilados con tiempo libre, ahora experimenta una visibilidad entre jóvenes y escépticos que creían que los tesoros solo se encontraban en las películas de Indiana Jones. Más informaciónLa idea del suelo que pisamos como certeza en estos tiempos de confusión digital y los avances técnicos que simplifican el uso de la maquinaria han contribuido a que un creciente número de entusiastas de todas las edades se reúnan en diferentes puntos de la geografía británica para rastrear antiguos palacios ducales o castillos en ruinas. Los números lo corroboran. Durante el año 2024 se contabilizó en el Reino Unido el mayor número de descubrimientos (1.540 de los denominados tesoros) desde que comenzaron a registrarse oficialmente en 1996. Y podría decirse que las mujeres están contribuyendo en gran medida al bum de esta actividad. Las primas Lucie Gray y Ellie Bruce con uno de sus ‘tesoros’ en una imagen cedida por ellas.Emma Youell, animadora y diseñadora de 34 años, es una de las administradoras del foro online Sassy Searchers Ladies Metal Detecting Tribe, que ofrece apoyo, información y contactos para mujeres aficionadas a la detección de metales. “Cuando empecé a los 22 años era un ambiente algo intimidante”, recuerda. “Escuchabas cómo los hombres hacían comentarios sobre mujeres, del tipo: ‘Tiene el equipo completo, pero ningún conocimiento”, critica. “Este grupo de Facebook es un espacio seguro en el que nos ayudamos mutuamente. Además, me ha ayudado a forjar amistades con intereses afines”, asegura. La regulación británica sobre patrimonio es relativamente permisiva con la detección de metales, siempre que se soliciten permisos y se declaren los artefactos en el registro Portable Antiquities Scheme, gestionado por el Museo Británico. Esta base de datos es consultada y actualizada por la mayor parte de los aficionados para contribuir al conocimiento histórico, sobre todo de periodos con escasa documentación, como la Edad de Hierro. Cuando un hallazgo se considera un tesoro, es decir, se trata de un objeto fabricado de un metal precioso con más de 300 años de antigüedad, grupos de piezas o una acumulación de monedas, se brinda la oportunidad de compra a los museos locales. Si la adquisición se lleva a cabo, el pago se divide entre el propietario del terreno y el descubridor. Sin embargo, la mayoría de los descubrimientos carecen de un elevado valor económico. La motivación de los amantes de la detección tiene más que ver con la curiosidad histórica y con la posibilidad de pasar tiempo en la naturaleza.Emma Youell, una de las administradoras del foro ‘Sassy Searchers Ladies Metal Detecting Tribe’, que ofrece apoyo, información y contactos para mujeres aficionadas a la detección de metales, en una foto cedida por ella.“Combina aventura, atención plena y ejercicio, pero también un sentido de propósito. Encontrar objetos que no han sido tocados durante siglos es, de verdad, un momento de asombro extraordinario”, explica Miss Detectorist, una artista y videógrafa que empezó a probar la detección de metales como una manera de conocer a gente cuando se mudó desde Bath a la costa del sur de Devon. “La mayoría de quienes prueban este hobby se enganchan enseguida. Tiene que ver con su carácter optimista, y que nunca sabes lo que esperar”, considera. De hecho, un pitido puede alertar tanto de una lata de refresco como de una moneda de plata, una pieza de maquinaria agrícola o un anillo. “Es un pasatiempo muy igualador: puedes tener nueve años y encontrar un tesoro a la primera, como ha ocurrido, o 75 y nunca haber descubierto nada realmente interesante”, asegura Miss Detectorist. Como artista, prefiere aprender sobre el pasado a través de los objetos y su energía. “Me deleita especialmente encontrar artefactos con una referencia femenina, como una moneda romana con la efigie de una mujer poderosa”. Todas las entrevistadas coinciden en mencionar algo relacionado con las féminas cuando se les pregunta por su pieza más especial. Para Gray fue una caja de agujas victoriana que pertenecía a una escuela de costura que ayudaba a las mujeres a encontrar un trabajo remunerado fuera del matrimonio. En el caso de Youell, uno de sus descubrimientos más emocionantes fue una moneda de oro de alrededor del siglo 60 d.C, perteneciente a la tribu de los icenos, cuya líder fue Boudica, la reina guerrera que dirigió la rebelión de la antigua Britania contra el imperio romano. “Es algo que me ha ayudado a entender mejor esa época”, admite.Miss Detectorist, en una foto cedida por ella, buscando tesoros en una playa británica.Esta conexión quizás sea la razón por la que las mujeres están dedicándose más que nunca a la detección de metales. Al fin y al cabo, es una manera de arrojar luz sobre la historia en femenino que no enseñan los libros de texto. Una actividad que permite un diálogo entre mujeres alejadas en el tiempo, aunque cercanas en los dilemas vitales a los que se enfrentan.
Las nuevas buscadoras de tesoros: cómo la extraña afición de detectar metales se convirtió en un punto de unión para mujeres en el Reino Unido | Estilo de vida
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