Llega acompañado de su equipo y saluda a cada persona que se encuentra en el hall del hotel UMusic, en pleno centro de Madrid. “¿He llegado muy tarde?“, pregunta sobre el pequeño retraso respecto a la hora prevista para la entrevista. Así aparece Antonio Orozco (Hospitalet de Llobregat, 52 años), tan cercano y atento como se muestra encima del escenario y en televisión. Está feliz, pletórico, en su “mejor momento”, dice. Se nota. Este viernes 25 de abril publica El tiempo no es oro, el nuevo disco de estudio en el que ha estado trabajando este último año y que califica como “el mejor disco” de su vida. Una afirmación significativa después de 25 años de carrera y 10 álbumes de estudio publicados. Era diciembre de 2023 cuando el cantante anunció una noticia que no le hubiera gustado dar: se retiraba temporalmente de los focos para centrarse en él, en su familia y en su nuevo proyecto. Han sido meses en los que ha sanado y se ha reencontrado. “Estoy todo lo nervioso que te puedes imaginar. La última vez que salió un disco mío fue hace unos cuatro años y medio. Tengo mucho más miedo que vergüenza. Lo único que espero es haber sido capaz, a través de las canciones, de contar lo que quería”, afirma mientras se acomoda en un sofá de la cafetería del hotel. Más informaciónEl título del disco tiene su explicación: para él es más importante el tiempo que el oro. “La frase hecha dice que el tiempo es oro, pero pienso que esto lo ha dicho alguna superficie comercial. El tiempo no es oro. De hecho, ya le gustaría al oro ser tiempo. El tiempo es el principio, el desarrollo y el final de todo este proyecto, es el que abre todas las incógnitas y también las cierra”, explica. Porque para Orozco, este tiempo apartado ha sido sanador. “Todos los conflictos y las cosas importantes que surgen en la vida de las personas están directamente ligadas al tiempo. He descubierto que no hay cosas importantes en la vida de nadie a las que no se les dedique tiempo”. Antonio Orozco durante la entrevista, el 23 de abril de 2025.Álvaro GarcíaEl pasado 11 de abril, el artista también estrenó en Prime Video El método Orozco, un documental que muestra su lado más personal en los meses más complicados de su vida y también el proceso de composición y creación de El tiempo no es oro. No hay lugar a la interpretación, porque todo lo que se muestra es su verdad y “un ejercicio de honestidad”: “Se nos ha ido de las manos. Pretendía llevar a la gente hasta el disco a través de una serie de pensamientos y vivencias. Podría haber sido decorado, pero es verdad. En la premiere sentía que había mil personas mirándome por un agujero y yo estaba desnudo”. Afirma que este proyecto es también un regalo para su hijo mayor, Jan. “Está en la adolescencia, le han aceptado en la universidad y está en el momento más importante de su vida. Siento que la educación que le podía dar, ya se la di. Ya es mayor y yo paso a ser como un decorador, como un coprotagonista. Pero el no haber estado bien en los últimos años… él también lo ha vivido. Este ejercicio de volver y de encontrar tu mejor versión es una bestialidad. Podía salir bien o podía ser mal, pero es superinstructivo, no solo para mí, también para mi hijo”. Considera que el círculo, de esta manera, ya se ha cerrado: “Hay muchas cosas que yo como hombre, como padre y como ser humano he cumplido. Era el momento de decir: ‘Este es el puto peor momento de mi vida. Ahora es cuando hay que sacar la cámara”. Orozco no sabía que había tocado fondo y que estaba en el que hoy considera un capítulo negro en su vida. “La alarma más fuerte fue por el peso. No podía hacer los conciertos bien, me sentía triste, no tenía vida social porque no te gustas, no te ves bien… Fue caótico encontrar ropa para los últimos programas de televisión. Una mañana te levantas y la ropa no te va. ¿Pero cómo he llegado yo aquí? No es una decisión que toma una persona, hay una serie de síntomas que vienen dados y que son cuestiones emocionales que tienen que ver con la ansiedad, el estrés… Cuando tocas fondo lo único que te queda es salir adelante“. En el proyecto audiovisual admite que llegó a pesar 127 kilos. “Sabes que no puedes seguir así. Te das cuenta de que como no te gustas o no te sientes bien, compartes menos, tu vida se vuelve más frígida… y empieza a ser tristemente aburrido”, reflexiona durante la entrevista con EL PAÍS. Decidió acudir a profesionales de la salud para tomar las riendas de la situación, proceso que también muestra ante las cámaras: “En la primera conversación con los médicos empiezo a tomar conciencia de que yo había tenido ansiedad y depresión”. Y quiere lanzar un mensaje importante: “En este país o vas a la moda o vas al psicólogo, porque no puedes estar equilibrado si pesas más de la cuenta, no hay forma de vestirte. Terminas comprando siempre la misma puta camiseta. Eso es una mierda. ¿Sabes que hay un montón de gente que no elige estar bien o mal? ¿Sabes que hay un montón de personas que viven con la obesidad como una enfermedad? Yo necesitaba ayuda”.Feliz por todo lo que ha conseguido, lamenta cuando reducen todo su esfuerzo a haber perdido “23 kilos”. “Lo más importante que no se ve es que yo estoy viviendo el momento más feliz de mi vida. He encontrado la forma de aliviar mi cabeza, que no puede parar de pensar, que he conseguido calmar al león de la ansiedad que me estaba volviendo loco. Me ha llevado un año y tres meses, y me queda seguramente otro año más para convertirme en George Clooney”, bromea. Esta transformación personal llega en uno de los años más importantes de su vida, cuando celebra los 25 años en la industria musical no solo con el nuevo disco, también con una gira de 28 conciertos —comenzará el próximo junio en Mérida y concluirá en diciembre en Madrid—. “Soy músico desde que nací, pero no lo sabía y no lo tenía claro hasta que di el paso definitivo. Es el tipo de decisiones en la vida que te cuestan muchas cosas, a mí me costó incluso una relación”, recuerda. Más de dos décadas en las que ha conocido cuál es el precio de la fama, pero sabiendo cómo mantener los pies en el suelo: “Mi padre me quitó la tontería en la obra. Con 14 años pasaba los veranos con él. Si uno sabe de dónde viene, sabe perfectamente dónde va”. El disco lo componen 13 canciones donde muestra sin miedos sus vulnerabilidades y sus sentimientos hacia las personas que quiere. Te juro que no hay un segundo que no piense en ti es el primer tema que lanzó como adelanto y que, aunque está dedicada a su hija pequeña Antonella, quiere que cada persona se la lleve a su terreno personal. La pequeña de la familia nació en diciembre de 2021, momento en el que su vida cambió: “Cuando yo no me sentía bien decía: ‘Algo tiene que cambiar’. Cuando nació tenía 49 años. Pensaba: ‘Tengo que poner mucho de mi parte para que mi hija tenga un padre en plenitud’. Me ha ayudado a cambiar, ha puesto todo en su sitio”. Si por algo se caracteriza el artista es por ser una persona que mantiene su vida privada lejos del foco, tanto que no se conoce la identidad de la madre de su hija.Antonio Orozco en un concierto en Sitges, el 10 de agosto de 2023.SOPA Images (Ramon Costa / SOPA Images/Sipa USA / Cordon Press)Otro de los temas que componen el disco es Te estaba esperando, que dedica a su hijo Jan, de 18 años. “Está haciendo su camino, es un músico y productor. Me arranca el corazón, soy superfan suyo. Se fue a Inglaterra y todavía estoy esperando que vuelva. Mi hijo se ha hecho mayor y su vida está en otra ciudad. Vuelve a verme, pero mi casa ya no es la suya porque su casa está en otro sitio”, reconoce. Incluso se ha quitado el apellido Orozco para que se le conozca por su trabajo y no por quién es su padre. “Solo me pide consejo cuando salta una alarma fuerte. No tengo absolutamente nada que ver en su mundo creativo, no me deja opinar. Me dijo dos frases que cambiarían mi vida para siempre. La primera fue: ‘Si me quieres, deja de etiquetarme’. Y: ‘Lo último que te voy a pedir es que no sé qué haré en mi vida, no sé qué voy a hacer en el futuro, pero si hay una cosa que no voy a ser es ‘hijo de’. Y lo primero que hizo fue quitarse el apellido. Es un ser de luz independiente, pero no quiere necesitar nada de mí”. Jan es fruto de su relación con Susana Prat, quien falleció en octubre de 2017 a consecuencia de un cáncer y con quien mantenía una excelente relación pese a estar separados. Una pérdida que marcaría al cantante para siempre. “Tuve la mala suerte de que las pérdidas me dieron muy fuerte y muy seguido. Perdí a mi productor, con el que llevaba 25 años y era mi mejor amigo; perdí a la madre de mi hijo, que era la persona más importante de mi vida. Y perdí a mi amigo Dani, asistente y compañero, en un accidente de moto. Todo eso en tres meses. El mundo entero se volvió gris. Y todas esas cosas que nunca hablé con nadie, en cuestión de ocho o nueve años, se convirtieron en 127 kilos y un montón de problemas de ansiedad”. Aprovechando su altavoz, quiere enviar un mensaje a aquellos que estén atravesando una situación similar: “Si alguna vez alguien tiene un problema grave, que no tenga ningún tipo de miramiento, que lo trate, que lo hable y que lo gestione desde ya. Porque todo eso se guarda y con el tiempo se hace bola y se convierte en la peor de las pesadillas”. En el que es uno de los momentos más felices de su vida, Antonio Orozco reconoce que no cambiaría nada de su pasado, ni siquiera a aquellas personas que marcaron su vida para mal. “Ha habido tres o cuatro personajes que me han hecho mucho daño y que eran muy buenos amigos míos. Hoy te puedo decir que les he perdonado. Si no perdonas, nunca podrás sacarlo de tu mente. En mi vida representan lo mismo que un granito de arena en el desierto, nada”. Oficialmente, ha comenzado una nueva vida en la que ha dejado atrás los capítulos más oscuros y difíciles, y que ha trabajado para que no vuelvan a repetirse.

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