Es complicado tener 20 años y estar en el centro de la conversación mundial. Más cuando lo que pretendes es, precisamente, distanciarte de todo ese ruido, dejar de ser parte de él. Sin embargo, Vivian Jenna Wilson (Santa Mónica, California) ha hecho suya la máxima de “Si no puedes con el enemigo, únete a él”, y ha sacado todas sus armas para hablar, y a la vez separarse todo lo que pueda, de su padre: Elon Musk, el hombre más rico del mundo y flamante mano derecha del presidente Donald Trump. La batalla entre ellos lleva abierta unos años, pero en estas semanas, a causa del giro ultraconservador de Musk y de su batalla declarada contra el colectivo trans, del que ella forma parte, Wilson le ha declarado directamente la guerra.La joven ha decidido sacar la artillería pesada como nunca antes: con dos entrevistas en las que se presenta en profundidad, con la intención de que el público la conozca y se acerque a ella, y en las que, además, fulmina a su padre. Hasta la fecha, sus opiniones solo se encontraban en sus muy frecuentadas redes sociales y había charlado una vez, hace casi un año, con la cadena de televisión NBC. Pero ahora ha mantenido una charla de hora y media en YouTube con el influencer Hasan Piker y se ha convertido en portada de Teen Vogue, la hermana pequeña de la poderosa Vogue, a la que ha dado una completa entrevista. Sus palabras han levantado ampollas por la inmensa exposición que vive estos meses Elon Musk, uno de los personajes más célebres de EE UU (y del planeta) y con quien hace cinco años que no se habla.Más informaciónLas diferencias entre Musk y Wilson se han ido acrecentando con los años; no hay más que ver que llevan, incluso, distintos apellidos. Pero hace un lustro la situación no era tan tensa. “Apoyo absolutamente a los trans, pero todos estos pronombres son una pesadilla estética”, tuiteaba el fundador de Tesla en 2020, cuando su hija tenía 17 años y aún era legalmente Xavier Alexander Musk. En abril de 2022, cuando alcanzó la mayoría de edad y el Estado de California se lo permitió, la joven solicitó a la corte el cambio legal de género, de nombre y también de apellido: dejó atrás el Musk paterno por el de su madre, la escritora Justine Wilson. Wilson es una férrea defensora de su comunidad, y lo ha dejado claro: “No creo que la gente se dé cuenta de que ser trans no es una elección”.Sin embargo, ese “apoyo absoluto” de Musk a su comunidad ha tomado un viraje conservador. Se refiere a su hija todavía por su antiguo nombre o deadname, como se denomina gráficamente en inglés (nombre muerto, sería su traducción literal), y el pasado 22 de marzo llegó a decir de ella en X que “había muerto, asesinada por el virus woke”. En su entrevista con Teen Vogue, Wilson deja ver que su padre ha dado un giro a la derecha, pero que al fin y al cabo lo que hoy predica no está lejos de sus creencias de siempre. De hecho, en la charla de YouTube con Piker explica que mucha gente cree que es su culpa, por ser trans, que su padre se haya ido hacia la ultraderecha: “Desafortunadamente, no puedo quedarme con ese mérito”. “Nunca fue un tierno liberal”, argumenta. “Le conozco, joder, nunca estuvo en la izquierda, era un timo de marketing”.Reconoce la hija mayor de Musk —que se califica como de izquierdas, pero no marxista— que las políticas de su padre y del actual Gobierno le parecen “terroríficas”. “Es horrible lo que le están haciendo a la comunidad trans, pero también a los migrantes, a las personas de color, a tantas comunidades marginadas, convertidas en objetivo sistemático de la nueva Administración y perdiendo sus protecciones. Es caricaturescamente malvado”, afirma la joven, en unas palabras que la enfrentan al magnate y que la han puesto en el punto de mira.Por todo ello, Wilson no quiere que se la relacione más con su padre. “No le doy a nadie ese espacio en mi mente”, contaba en Teen Vogue. “Lo único que vive gratis en mi cabeza son las drag queens”, ríe, apasionada del género. No tiene pudor a la hora de hablar sobre él, aunque está fuera de su vida desde hace un lustro. “Veo cosas sobre él en las noticias y pienso: ‘Qué puto asco, debería escribir un post y denunciar esto’, y lo he hecho a veces”, reconoce. “La mierda del saludo nazi fue de locos”, opina sobre el gesto que hizo el magnate en la toma de posesión de Trump. “Es un niñato patético. ¿Por qué debería asustarme? ‘Ohhh, es que es muy poderoso’. Nah, no me importa una mierda. ¿Por qué tendría que tenerle miedo, porque es rico? Oh, estoy temblando”.Pese a tener como progenitor al hombre más acaudalado del mundo, Wilson afirma que no depende de él, y que lleva cinco años sin hacerlo. Curiosamente, ya les había explicado con su tecleo de lengua afilada y rápida a su millón de seguidores en redes (Twitch, Threads o Bluesky, por ejemplo, pero no X, de la que Musk es dueño) que quería romper económicamente con su padre, por lo que algunos le habían ido enviando dinero por diversas aplicaciones. Ahora les pide que paren. “No he ganado nada de dinero por ser famosa. He ganado cero dólares y cero centavos”, afirma, asegurando que quizá explore sus redes como forma de ganarse la vida. “Mi sueño total es estar en un reality show, que sé que es absolutamente patético”, ríe. “Como pequeña queer superdramática, los reality shows son algo que adoro con locura”.Elon Musk y su hijo X Æ A-Xii, en el Despacho Oval, con Donald Trump, el 11 de febrero de 2025.The Washington Post (Getty Images)Vivian Wilson y su gemelo, Griffin, son los mayores de los 14 hijos del magnate, tras la muerte del primogénito, Nevada Alexander, a las 10 semanas de nacer. Tras el fallecimiento del pequeño a causa de una muerte súbita, Elon y Justine decidieron seguir adelante con su familia y acudieron a hacerse un tratamiento de fertilidad. Poco después nacieron los gemelos y, dos años después, en 2006, unos trillizos, tres niños de ahora 18 años llamados Kai, Saxon y Damian. Tras esos seis hijos, Musk —que defiende la necesidad de subir la natalidad para repoblar el planeta— tuvo en 2020 a X Æ A-Xii con la cantante Grimes, con quien mantuvo una relación. Al niño, al que llaman simplemente X, es habitual verle en la Casa Blanca, sacándose fotos con Trump. También junto a Grimes tiene a Exa Dark Sideræl (nacida por vientre de alquiler en diciembre de 2021) y a Techno Mechanicus, apodado Tau, en junio de 2022; además, actualmente mantiene una batalla legal con la artista por la custodia de los pequeños. Junto a Shivon Zilis, ejecutiva de su empresa Neuralink, tiene cuatro hijos: unos mellizos (un niño llamado Strider y una niña llamada Azure), nacidos en secreto en noviembre de 2021; una niña, Arcadia, de junio de 2024; y otro niño, Seldon Lycurgus, cuyo nacimiento anunció el pasado febrero. También ese mes se supo que Musk y la escritora infantil e influencer conservadora Ashley St. Clair tuvieron un hijo —del que solo se conocen las iniciales, R. S. C.— alrededor de septiembre de 2024.“Tengo cuatro hermanos, vamos a dejarlo ahí”, comenta la joven —que ahora mismo estudia en Japón— durante su entrevista con Teen Vogue. De hecho, reconoce: “Diría que no sé cuántos hermanos tengo, si incluyes a medio hermanos, es curioso”, y explica que se enteró de los nacimientos de los niños de Shivon Zilis “a la vez que todo el mundo”. Ni ella ni su madre, cuenta, tienen relación “con esa rama de la familia”: “Me importa una mierda lo que hagan, no es mi problema. He visto a X una vez, cuando era muy pequeño”. De hecho, en su entrevista en la NBC el año pasado ya habló de que, como padre, Musk “era frío”: “Tiende a la ira rápida. No se preocupa, es un narcisista”.La entrevista con Teen Vogue, y en menor medida la posterior charla de YouTube, se han convertido en conversaciones virales, sobre todo en un Estados Unidos tremendamente polarizado y donde la figura de Musk levanta pasiones y odios. En el diario The New York Times, que se ha hecho eco de su impacto, la directora de la publicación, Versha Sharma, reconocía que siempre buscaron poner el foco en la joven, “que la historia estuviera guiada por ella y también centrada en ella, en quién es, más allá de su hija”. “Creo que mucha de la cobertura que se hace hoy acerca de las personas trans”, argumentaba Sharma, “incluso de las de alto perfil, acaba centrándose tanto en lo trans que las reduce a figuras bidimensionales sin un mundo interior. Sobre todo, quería que esta pieza diera a Vivian la oportunidad de ser ella misma ante el mundo”. Vivian ha sido más ella misma que nunca, y ya tiene su carta de presentación hacia el mundo. Habrá que esperar para ver si logra ser más que una hija de y, como tanto desea, se abre su propio camino, aunque sea a base de reality shows.

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