
Dar vida quita años de vida. Es la provocadora conclusión de un análisis global liderado por investigadores de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda. Los expertos constatan que los machos y las hembras de 117 especies de vertebrados prolongaron su supervivencia entre un 10% y un 20% al someterse a esterilización quirúrgica o terapia hormonal. También los humanos. El análisis, que se publicó la semana pasada en la revista Nature, es contundente y transversal en sus conclusiones. Parece complicado pensar que estas tengan alguna traslación al mundo real, más allá de lo conveniente de castrar a la mascota, pero puede ayudarnos a entender mejor la compleja relación inversa entre reproducción y longevidad.El trabajo se basa en dos grandes bases de datos. Por un lado, un gigantesco análisis de más de 117 especies alojadas en zoológicos y acuarios de todo el mundo. Por otro, un metaanálisis de 71 estudios publicados sobre 22 especies vertebradas (ahí es donde se incluye a los humanos). El autor principal, el biólogo Mike Garratt, explica que si bien el aumento en la esperanza de vida fue similar entre ambos sexos, los motivos son distintos. “En las hembras, la esperanza de vida aumenta después de varias formas diferentes de esterilización, lo que sugiere que los beneficios surgen de la reducción de los costos energéticos y fisiológicos sustanciales del embarazo, la lactancia y el cuidado de las crías, en lugar de un solo mecanismo hormonal”, afirma.En los machos, solo la castración prolonga la esperanza de vida, no la vasectomía, lo que indica que el efecto proviene de la eliminación de las hormonas sexuales. La principal hipótesis es que estas hormonas pueden interactuar con las vías que regulan la biología del envejecimiento, especialmente durante el desarrollo temprano, ya que la castración temprana demostró tener efectos más pronunciados. Otra posible explicación es que la testosterona se asocia a conductas agresivas, de competición y búsqueda de riesgos. Esto sucede en los humanos: los hombres son más propensos a cometer actos violentos, se suicidan en una proporción mayor y distintos estudios constatan su tendencia a asumir más riesgos. Pero en el resto de especies animales este rasgo es aún más marcado.“La relación inversa entre reproducción y longevidad ya se conocía, pero no había sido demostrada en una variedad tan amplia de animales”, explica Salvador Macip, director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC e investigador de la Fundación Pasqual Maragall. Panteras, canguros, papiones, cebras, ratones, lagartijas… Son especies muy diversas, pero en todas ellas se aprecia una mayor supervivencia de los especímenes castrados. El experto señala que las bases biológicas del envejecimiento son muy parecidas en todos los animales, con lo cual “no es extraño que los efectos que ven sean tan transversales”. Esto sucede también con otras formas de alargar la esperanza de vida, como la restricción calórica.La castración podría aumentar la longevidad en los hombres; sin embargo, hay peros (más allá del evidente) y matices. La vida será más larga, pero no más sana. “Sabemos que la bajada hormonal que vemos asociada a la edad se relaciona con un peor envejecimiento y más complicaciones”, explica Macip, “con lo que incluso se ha valorado lo contrario, dar hormonas para compensar. Por tanto, es difícil llegar a conclusiones clínicamente útiles con los datos que tenemos”. Algo similar sucede en el caso de las mujeres, como explica el propio Garratt. “Estos hallazgos arrojan luz sobre la paradoja de la salud y la supervivencia observada en las mujeres posmenopáusicas, que viven más que los hombres en promedio, pero sufren una mayor fragilidad y una peor salud general durante el envejecimiento”.El presente análisis tiene en cuenta los factores meramente biológicos, pero centrándonos en el caso de los humanos, hay particularidades a tener en cuenta. Fernando Colchero, primatólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, que participó en el análisis, señala que “la reproducción es inherentemente costosa, pero los entornos pueden suavizar o exagerar estos costos, particularmente los entornos humanos, que pueden amortiguarlos o modificarlos gracias a la atención médica, la nutrición y la seguridad social”.La investigación del equipo de Garratt explica un principio evolutivo fundamental en el mundo animal: la energía invertida en reproducirse resta recursos al mantenimiento del cuerpo. Al eliminar esa inversión, la vida se alarga. Esta conclusión puede tener cierto impacto en la gestión de fauna salvaje o en la biología evolutiva, pero también invita a revisar la relación entre reproducción, envejecimiento y salud en nuestra propia especie.
Bloquear la reproducción aumenta la esperanza de vida en cientos de especies (también en los humanos) | Salud y bienestar
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