Acababa 2024 y acababa, por fin, uno de los divorcios más mediáticos, enrevesados y largos de la esfera pública. El pasado 31 de diciembre, Brad Pitt y Angelina Jolie anunciaban que habían terminado, definitivamente, su matrimonio. Habían anunciado su separación en septiembre de 2016, pero las diferencias a la hora de la gestión de su patrimonio —entre otras cosas, unas bodegas en Francia que les han mantenido en un largo tira y afloja— y sobre sus seis hijos les mantuvo en una lucha legal durante años. Ellos, en general, optaron por el silencio durante el proceso. Pero ahora, seis meses después de aquel punto final, Pitt ha hablado por primera vez de aquello.No es que el actor de Siete años en el Tíbet y Ocean’s Eleven haya dicho demasiado, pero al menos ha permitido que se saque el tema, habitualmente capado de entrevistas y charlas públicas. Ha ocurrido durante una conversación con GQ, cuya portada del número de verano protagoniza; la revista ha sacado tres, una con él, otra con el piloto Lewis Hamilton y otra con el actor Damson Idris, con motivo de la próxima película sobre Fórmula 1, F1, que protagonizan. Poco antes de finalizar el rodaje, recuerda la publicación, la vida privada de Pitt volvió a saltar a la palestra al conocerse que el divorcio había terminado. “¿Tuvo un sentimiento diferente al estar en el otro lado del divorcio, ya acabado?“, le pregunta el periodista a Pitt. ”¿Hubo cierto alivio?“. ”No”, responde él, para continuar, bastante críptico. “No creo que fuera algo muy grande. Solo algo que llegó a dar frutos. Legalmente”.Más informaciónEl actor da una respuesta escueta y que casa bien con su actitud minimalista durante toda la separación. Concede pocas entrevistas, pero nunca ha hablado con la prensa acerca del proceso. En general, no es común que hable de su vida privada. Pero aquí es preguntado también sobre su nueva pareja, la ejecutiva Inés de Ramón, con la que se dejó ver por primera vez precisamente en los estertores del divorcio y durante una carrera de Fórmula 1, mientras estaba inmerso en el rodaje de F1. De ahí que la revista se cuestione si todo forma parte de una estrategia, si esa aparición fue deliberada. “No, colega, no está calculado”, dice, entre risas. “¿Cómo debe ser vivir… dios, qué cansado debe ser eso… cómo debe ser vivir haciendo ese tipo de cálculos? No, la vida simplemente evoluciona. Las relaciones evolucionan”.Desde que rompió con Jolie hace ocho años, De Ramón ha sido la pareja más pública y estable de Pitt. En pleno final del divorcio, y con sus hijos quitándose su apellido y dejándose solo el Jolie materno, decidió aparecer con ella en julio, en el Gran Premio de Fórmula 1 de Gran Bretaña. Ya llevaban juntos alrededor de dos años, pero nunca se habían dejado fotografiar así, amables, tranquilos, con normalidad. La pareja se conoció hace ya casi tres años a través de amigos comunes y ha acudido a eventos, como el Festival de Santa Bárbara (al norte de California), a principios de 2024, sin posar juntos. Ella también estuvo en septiembre en el estreno de Wolfs —película que protagoniza junto a George Clooney—, pero mientras él posaba con fans y prensa, ella le esperaba en la barra del Teatro Chino de Hollywood con varios amigos y unas palomitas. De ahí que esa aparición pública fuera tan llamativa y, casi un año después, objeto de preguntas.Angelina Jolie y Brad Pitt en 2014.Axelle/Bauer-Griffin (FilmMagic)De Ramón, de 35 años y nacida en Nueva Jersey, en una familia de origen español, es especialista en joyas. Estudió Administración de Empresas en Suiza —habla inglés, francés, español, alemán e italiano— y es gemóloga en EE UU. En Suiza, pasó un año trabajando en el departamento de joyería de Christie’s, y de vuelta en Nueva York estuvo cuatro años en la casa de joyas De Grisogono. Hace más de cinco que vive en la costa Oeste, en Los Ángeles, donde es ejecutiva de la firma joyera Anita Ko, de hecho, su vicepresidenta.Pitt ha encontrado en la ejecutiva cierta estabilidad y calma, en un momento agitado con la finalización de su divorcio y con sus hijos alejados de él. Maddox, de 23 años; Pax, de 21; Zahara, de 20; Shiloh, de 19; y los mellizos Vivienne y Knox, de 16, están mucho más unidos a su madre desde su separación, y buena parte de ellos ha demostrado que no tienen intención de permanecer junto a su padre con un gesto muy claro: se han quitado el apellido paterno.

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