La influencer italiana Chiara Ferragni (Cremona, 37 años) ha levantado un imperio multimillonario sobre su imagen. Sin embargo, el escándalo Pandoro Gate —la venta de unos bizcochos navideños con falsos fines benéficos que la llevarán a juicio por estafa— ha puesto en riesgo su imperio empresarial. Fenice, compañía que agrupa sus marcas, ha registrado pérdidas millonarias en los últimos meses. En 2023 cerró con beneficios de unos 12 millones de euros, en comparación con los 14,3 millones de 2022. Pero las consecuencias de la polémica, por la que perdió contratos publicitarios, aún no se habían materializado, ya que saltó a los titulares en diciembre de 2023. El impacto se produjo de lleno en 2024, cuando la facturación de Fenice se desplomó a menos de dos millones, con unas pérdidas acumuladas de unos 10,2 millones desde el inicio de la investigación de la fiscalía italiana.Para hacer frente a esta situación, Ferragni y sus socios han aprobado esta semana una ampliación de capital de 6,4 millones de euros, tal y como han informado medios como Il Corriere della Sera y la agencia Efe, puesto que la información no es de dominio público porque la empresa no cotiza en Bolsa. En concreto, Sisterhood, la sociedad con la que Ferragni gestiona su conglomerado empresarial, y sus socios de Alchimia, con la gran mayoría del capital, han deliberado “la reconstrucción social” de la empresa ante la crisis financiera que atraviesa. En particular, Sisterhood ha afirmado estar “dispuesta a suscribir el aumento de capital en proporción a la participación poseída”, según informa el periódico italiano.Más informaciónLos negocios de Ferragni no han sido lo único que se ha visto afectado por la estafa. Cuando salió a la luz el escándalo a finales de 2023, la imagen de la influencer y empresaria se vio seriamente damnificada. En la cima de su popularidad, cuando contaba con 30 millones de seguidores en Instagram y era considerada como una de las figuras más influyentes del mundo de la moda y de las redes sociales, se retiró temporalmente de la exposición online tras destaparse el Pandoro Gate. Antes de suspender su actividad —que ya ha recuperado—, publicó un vídeo en el que pedía disculpas y anunciaba la devolución de un millón de euros al hospital Regina Margherita de Turín (Italia). Ahora cuenta con 28,7 millones seguidores en Instagram.Sobre el caso judicial, la fiscalía de Milán sostiene que la marca Balocco vendió los pandoros con el logotipo de Ferragni a más de nueve euros (el triple de su precio habitual) y aseguró que los ingresos serían donados al citado hospital pediátrico. Sin embargo, la donación se había hecho previamente y no dependía de las ventas. Esto causó indignación entre los consumidores y una demanda colectiva. La creadora de contenido logró un acuerdo con las asociaciones de consumidores que la habían demandado, según el cual iba a donar 200.000 euros a favor de una entidad elegida de común acuerdo, dando preferencia a las iniciativas que apoyan a las mujeres víctimas de violencia machista. También le impusieron una multa de un millón de euros. A pesar del acuerdo, la fiscalía mantuvo la acusación en su contra, y sigue imputada por la promoción engañosa con supuestos fines benéficos de pandoros y huevos de Pascua con su marca. Por ello está previsto que comparezca en los tribunales el próximo 23 de septiembre.Mientras el proceso judicial sigue su curso, Ferragni ha retomado gradualmente su vida pública y ha optado por reforzar su presencia en el panorama internacional, alejada de la polémica en Italia. Hace tan solo unas semanas fue vista en la primera fila durante un desfile de la semana de la moda de Milán y el pasado 5 de marzo acudió a la de París. Esto supuso su gran regreso a los eventos tras casi dos años de ausencia en los grandes escenarios de la industria de la moda. También hizo una aparición el pasado 8 de febrero en la gala de los premios Goya en Granada, el mismo mes en el que se convertía en la portada de la revista Elle en su versión rumana. Y en Instagram, el pasado martes publicó un selfi en su Instagram con la frase “To fresh starts” (por nuevos comienzos, en español), donde reflejaba su intención de pasar página. Chiara Ferragni en la alfombra roja de los premios Goya, el pasado 8 de febrero en Granada.
Arsenio Zurita (Europa Press/Getty Images)A la crisis empresarial de Ferragni se suma su mediática separación con el rapero Fedez, padre de sus dos hijos. Una ruptura que se confirmaba a finales de 2024 y que a principios de este año volvía a saltar a los titulares por la supuesta doble vida del artista. La propia influencer decidió, el pasado 29 de enero, sincerarse en su Instagram con un extenso comunicado donde acusaba a su expareja de haber estado con otra mujer. “He optado por el silencio en los últimos meses para intentar protegerme a mí y a mi familia […] Ya no puedo quedarme callada”, comenzaba el escrito publicado en las historias de su perfil. “He oído decir que lo había echado de casa, pero nunca se dijo que lo eché de casa después de descubrir una traición en esos mismos días (solo una de tantas, evidentemente). No dije nada públicamente ni siquiera cuando, unos días antes de Navidad, Federico [verdadero nombre del rapero] me llamó y confesó por primera vez el romance con esta amante, que continuaba desde 2017. También me dijo: ‘Pensé en no casarme unos días antes de la boda, pero luego no supe cómo echarme atrás públicamente”.Chiara Ferragni y su entonces marido Fedez, el 2 de mayo de 2022, en la gala del Met en Nueva York (Estados Unidos).Cindy Ord/MG22 (Getty Images for The Met Museum/Vogue)Con su imperio empresarial en declive, su imagen damnificada y una batalla judicial el próximo otoño, Ferragni se enfrenta al desafío más grande de su carrera: rehacer su imperio y recuperar la confianza de su público. Eso sí, pese a ser uno de los momentos más difíciles para ella, ha recuperado la ilusión en el amor junto a Giovani Tronchetti, empresario heredero de Pirelli.

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