Un profesor de música ha sido condenado a 12 años de cárcel por agresiones sexuales sobre cuatro alumnas menores de edad. El hombre cometió los delitos entre 2008 y 2010, cuando las víctimas tenían nueve y 10 años, aunque estas han denunciado los hechos una década después. El docente estaba citado en mayo en la Audiencia Provincial de Zamora para ser juzgado por estos hechos, si bien no se presentó y se le declaró en busca y captura hasta su detención en Almendralejo (Badajoz). La Audiencia le impone tres años por cada delito, considerándolos “abusos sexuales” porque se han juzgado conforme a la legislación de entonces, sin que se hubiera aprobado la ley conocida como del solo sí es sí. Una madre avisó entonces a las autoridades después de que su hija se quejara del comportamiento del profesor, pero las autoridades no la creyeron.La sentencia describe cómo el individuo era profesor de fagot en el Conservatorio de Zamora y daba clases individuales y colectivas. En estas sesiones grupales, el hombre desarrollaba ejercicios presuntamente ideados para incrementar la capacidad artística del alumnado, como coger agua con la boca y escupirla por la ventana, pero el agresor “se colocaba detrás de dichas alumnas que estaban colocadas de espaldas a él y se acercaba a ellas por detrás frotando sus órganos sexuales con ellas”. Asimismo, en sus lecciones siempre faltaba una silla y obligaba a que una de las niñas se sentara encima de él y este se frotara con ellas hasta el punto de que las chicas percibían los genitales. Esta actitud cesó cuando la madre de una de las estudiantes se incorporó a las clases. El ahora condenado utilizaba los encuentros individuales para propasarse. “En las clases individuales y con la excusa de enseñarlas a respirar y comprobar si lo hacían bien, el profesor inicialmente colocaba sus manos en su abdomen por encima de las ropas que llevaban puestas”, apunta la resolución judicial, para luego subir las manos hacia el pecho o bajarla hacia la zona púbica. A una de las menores incluso la masturbó “frente al espejo” del aula al meterle los dedos por debajo de las prendas. También se tumbaban en la alfombra, llegándose a colocarse encima de una para bajarle el pantalón y bajárselo a sí mismo. Además, lo vieron varias veces en el cuarto de baño “exhibiendo los genitales” y forzándolas a abrocharle el pantalón. El adulto les pedía que le curaran el pene por presuntas heridas y las animaba a tocárselo. Las investigaciones comenzaron en 2021, a raíz de la pandemia, cuando padres de alumnos del Conservatorio de Salamanca, donde ejercía entonces, se quejaron del innecesario contacto físico que el profesor mantenía con las alumnas. La directora recabó testimonios sobre los excesos del docente, los cuales este negó y simplemente admitió que en el pasado había tenido algún problema de “exhibicionismo”. Los jueces otorgan veracidad al testimonio de las víctimas pese a los años transcurridos ante la “dificultad de evaluar lo apropiado o inapropiado de la conducta de una persona adulta que además era su profesor de fagot y que explicaba sus actos como si constituyeran una parte necesaria de las enseñanzas para el aprendizaje”. La resolución destaca cómo algunas de las madres sí fueron informadas por parte de sus hijas pero decidieron no denunciar o indagar por temor de “someter a sus hijas de tan poca edad a un proceso que podría afectarles perjudicándolas” y, sabiendo que el profesor dejaría el centro al año siguiente, decidieron no moverse. Una de las chicas pasó años en tratamiento psicológico y fue en 2021 cuando, contactada por la directora del Conservatorio de Salamanca, decidió confesar las agresiones sufridas en su infancia y que el acusado ha negado durante el juicio. El fallo judicial recoge varias declaraciones de las entonces menores, a quienes otorga verosimilitud por las coincidencias de los relatos, reforzadas por las posturas de las madres que en aquellos años sí fueron informadas. Una indicó en el juicio que ante la incomodidad y el disgusto de su hija con las clases le preguntó qué pasaba y esta le señaló que el profesor la “tocaba abajo”. La mujer se citó con la dirección del Conservatorio de Zamora “y con las autoridades de las que dependía (Diputación y Educación) llegando a hacer una reunión en la que estaban todas esas personas y el propio acusado”. No la creyeron. Solo le ofrecieron cambiar de instrumento y finalmente la niña dejó el fagot y las clases con el hoy condenado a 12 años de prisión por cuádruple agresión sexual, con 2.000 euros de indemnización a cada afectada, en una sentencia que puede recurrirse ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.

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