Álvaro Pombo no ha podido asistir este martes al tradicional almuerzo que los Reyes ofrecen cada año en el Palacio Real en la víspera de la entrega del premio Cervantes, que tendrá lugar mañana, miércoles 23 de abril, en Alcalá de Henares. Pombo, de 85 años, se encuentra delicado de salud y durante la comida se dio por hecho que tampoco podría ir mañana a esta ceremonia, pero a última hora de la tarde el autor lo ha reconsiderado y ha anunciado que hará “todo lo posible” por acudir, según informa Efe. Lo que es seguro es que será su colaborador Mario Crespo -uno de los principales especialistas en su obra, presente en el almuerzo- quien lea el discurso del escritor santanderino.Más informaciónSi el año pasado, durante el mismo almuerzo, el galardonado Luis Mateo Díez escuchó el discurso que le dirigió Felipe VI sentado al lado de la Reina, en esta ocasión las palabras se escaparon del comedor real sin que pudieran atraparlas los alabarderos porque iban volando en dirección al piso del madrileño barrio de Argüelles donde vive el novelista español, el que mejor filosofa a través de la narración para explorar la ambivalente naturaleza humana.Las palabras del Rey -corbata negra y traje oscuro severo, son días de luto oficial- dialogaron con el discurso que Pombo leyó en 2004 con motivo de su ingreso en la Real Academia. Entonces presentaron su candidatura Luis Mateo Díez y Luis María Ansón, los dos también presentes en el Palacio Real. “Como muchos otros colegas y escritores de mi generación, he amado la literatura y la lengua españolas, y he trabajado duro con ellas”, confesó entonces Pombo y retomó Felipe VI enfatizando el valor del trabajo con las palabras. Si en esa magna ocasión Pombo reflexionó sobre la tensión entre la verdad y la verosimilitud, partiendo de las definiciones de la Real Academia, en su discurso el Rey también tiró del Diccionario de la RAE para leer dos acepciones de la definición de reconocimiento. Un reconocimiento a Pombo por la dimensión moral de su literatura, que entroncó con la tradición de fr de Unamuno, Antonio Machado y Gabriel Miró.Los Reyes saludan al periodista Luis María Ansón en el almuerzo previo a la entrega del premio de Cervantes a Álvaro Pombo, el martes 22 de abril de 2024. Daniel Gonzalez (EFE)Aunque se sirvió un brut reserva Panot Gaudí, no era un buen día para un brindis festivo. Demasiadas ausencias. Aplausos en sordina. Algunos invitados llamaron el lunes a la Casa Real preguntando si el almuerzo se suspendía con motivo del fallecimiento del Papa. Para Francisco fueron las primeras palabras y acto seguido para Mario Vargas Llosa, dos figuras globales cuya lengua materna era el español. A la hora del café, en los corrillos que parecen bailar un minué para acercarse a los Reyes, Felipe VI rememoró uno de sus primeros encuentros con el escritor peruano, durante el que primero se sintió examinado y luego ya pudieron mantener una conversación relajada. Lo cuenta una de las escritoras invitadas al almuerzo: la mayoría de los autores que asisten al acto han sido laureados durante el año anterior (el Azorín, el Tusquets, el Loewe, el Biblioteca Breve…). También estaba, entre otras, María Dueñas, que recordaba el generoso blurb [frase promocional en la faja del libro] que Vargas le dedicó para una traducción inglesa de sus novelas.Varios de los asistentes pagaron ayer los cinco euros en las plataformas digitales para ver la película Cónclave. “Si la habéis visto no será un espóiler”. Felipe VI explica que la vio hace meses y señala como momento clave de la película el instante posterior a la explosión que interrumpe la votación. Un vientecillo entra en la Capilla Sixtina, levanta tibiamente la ficha donde Ralph Fiennes escribirá el nombre del candidato. La sede de Roma está vacante, también la de la literatura en español y el Premio Cervantes Álvaro Pombo piensa la vida desde su piso en Argüelles.

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