Existen pocas imágenes tan insólitas como la de dos respetados historiadores medievales luchando por el recuento de penes que hay en el famoso tapiz de Bayeux, esa enorme obra de arte del siglo XI (su primer registro es, sin embargo, de 1476) de 69 metros de largo, que representa los acontecimientos que condujeron a la conquista normanda de Inglaterra en 1066. El académico de Oxford George Garnett decidió contar en 2018, para entretenimiento de sus colegas, el número de penes que hay en la tela. Concluyó que había 93: 88 de caballos y otros cinco de seres humanos. Lo publicó en un artículo en la revista History Extra, perteneciente a la BBC y, como siempre que un historiador de renombre habla de penes medievales, la virilidad de las redes lo volvió viral. Ahora, el doctor Christopher Monk, un historiador estudioso del tapiz y experto en “desnudez anglosajona”, como dice de sí el conocido como Monje Medieval, afirma que hay uno más: “No me cabe duda de que es una representación de los genitales masculinos; digamos que es el pene que falta. El detalle es sorprendente desde el punto de vista anatómico”. Más informaciónEl fruto de la discordia se encuentra en el margen inferior de la tela. Se trata de un hombre corriendo con una espada en cada mano y con un bulto, negro y con una punta entre amarilla y rosa, colgando debajo de su túnica. Garnett tiene claro que es la vaina de la daga del hombre porque “justo en su extremo hay una mancha amarilla”, que él define como de latón. “Si nos fijamos en lo que indiscutiblemente son penes en el tapiz, ninguno de ellos tiene una mancha amarilla en el extremo”, sostuvo en el podcast History Extra, donde tuvo lugar el duelo de medievalistas. Pero su colega asegura que el latón es un glande, y tiene una teoría para confirmarlo. Según explicó, “algunas de las puntadas parecen ser originales: el hilo pálido de los testículos circulares y posiblemente la punta, o glande, lo son; las puntadas negras del eje son, sin embargo, una restauración posterior”. Es decir, detrás de ese hilo negro, quizás con una no muy buena restauración, se encuentra el miembro perdido del tapiz. El fruto de la discordia de los historiadores. Un hombre corriendo con una espada en cada mano y con un bulto colgando debajo de su túnica.Ciudad de Bayeux / DRAC Normandie / Universidad de Caen Normandie / CNRS / EnsicaenDe cualquier forma, más allá de la broma fácil, el tapiz de Bayeux —que en realidad es una tela de lino bordada— es “una de las grandes obras de arte que se preservan de la Edad Media” y “con diferencia el arte textil más espléndido y grande que se conserva” del período, explicó Garnett en el podcast. Los casi 70 metros de tela que se preservan —perdió otros más en algún momento— pueden explorarse, en alta calidad (y contar lo que se quiera contar), en la web del Museo del Tapiz Bayeux. El espacio físico, ubicado en Bayeux, ciudad medieval en el norte de Francia, cerrará en septiembre de este año por restauraciones y no reabrirá hasta 2027. Un conteo “ni obsceno ni tonto” La tela también es uno de los documentos medievales más relevantes de la historia y por su tamaño y la cantidad de estímulos que ofrece ha sido objeto, desde hace años, de la obsesión de muchos historiadores. Por contarse, se ha contado todo: 626 personajes, 202 caballos y mulas, 560 animales de otras especies, 37 castillos y edificios civiles, 37 árboles, 41 barcos… El particular conteo de Garnett, según defendió el investigador, “no es ni obsceno ni tonto” y ayuda a “comprender cómo pensaba la gente en el pasado”. Fragmento del tapiz de Bayeux, con uno de los penes contados.Ciudad de Bayeux / DRAC Normandie / Universidad de Caen Normandie / CNRS / EnsicaenPero entonces, ¿qué cuentan los penes del tapiz? La historia de la conquista por parte de Guillermo I se narra en el panel central de la tela. Los márgenes superior e inferior contienen elementos decorativos, animales reales y míticos y escenas que, a priori, no parecen tener ninguna relación con la narrativa principal. Ahí es donde se encuentran los penes. Garnett coincide con el argumento de un colega suyo, el profesor Stephen D. White, quien aseguró en una investigación que publicó en 2014 que estas escenas al margen son alusiones literarias a las versiones latinas de Fedro de las fábulas de Esopo, los cuentos griegos clásicos que utilizaban animales para transmitir mensajes morales a una sociedad analfabeta. “Los desnudos no son erótica gratuita”, dijo Garnett, y transmiten un mensaje: “En esas fábulas siempre hay actividad sexual que involucra traición o vergüenza”. Eso le hace pensar que quien lo diseñó “eligió las escenas que aludían directamente a lo que pasaba [arriba] en la narrativa principal. Sugiere que lo que pasa ahí involucra vergüenza, venganza y traición”. Aquí el tamaño sí importa Los otros 88 miembros están en el panel principal y son todos de caballos, curiosamente los únicos animales del tapiz representados con pene. La mayoría, asegura el académico de Oxford, son puramente anatómicos, pero el artista que lo hizo se preocupó especialmente por dos, asociados con hombres importantes: Harold Godwinson —último rey de la Inglaterra anglosajona, perdedor de la batalla— y su vencedor, el duque Guillermo de Normandía. “No puede ser una simple coincidencia que el conde Harold aparezca por primera vez montado en un corcel excepcionalmente bien dotado”, explica el académico. Y el miembro con diferencia más grande de todos es el que sobresale del caballo que un mozo de cuadra le entrega al duque Guillermo justo antes de la batalla. Quien fuera el que diseñara el tapiz se empeñó en reflejar la virilidad de los dos protagonistas en las de sus respectivas monturas y, como puede comprobarse, no escatimó en su trazo. Un mozo de cuadra le entrega al duque Guillermo justo un caballo antes de la batalla de de Hastings, en el tapiz de Bayeux.Ciudad de Bayeux / DRAC Normandie / Universidad de Caen Normandie / CNRS / Ensicaen“Lo que he demostrado es que este es un intento serio y erudito de comentar la conquista”, contó Garnett. No se sabe con certeza nada del diseñador ni de quién encargó el tapiz, pero una de las teorías es que se trata de una obra de la reina Matilde (esposa de Guillermo I) y sus sirvientas artesanas. El académico desmontaba la teoría en su artículo de 2018: “Llevar la cuenta de los penes revela que el diseñador del tapiz tenía una obsesión propia, hasta entonces inadvertida. Digo suya, porque es justo el tipo de cosa que resultará familiar a cualquiera que haya pasado algún tiempo en un colegio de varones, y parece improbable que haya sido producto de una mente femenina”. Y ahora, amplió su argumento en el podcast. “Quien lo hizo era sin duda letrado y había leído las fábulas. Claro que es posible que lo hiciera alguna muy educada monja, pero es menos probable”.Ahora se acepta ampliamente que el tapiz fue un encargo del obispo Odón de Bayeux para ser expuesto el día de la consagración de la catedral de la ciudad, en 1077, y estaba destinado a un público clerical. “Cabe preguntarse”, cuestionó Garnett, “si tales escenas habrían sido consideradas apropiadas para ser vistas por monjes o para acompañar algún evento del calendario litúrgico”. Además de que no hay casi ninguna referencia clerical en la tela. Si creemos la teoría del académico inglés, el tapiz tendría que ser interpretado por personas con un alto nivel de educación para entender sus sutilezas. O, como dijo Garnett, “puede ser que no le importara mucho que quienes lo vieran entendieran todas las alusiones, sino que solo estaba teniendo un enorme placer recreándose en su virtuosidad”. En todo caso, coinciden los expertos, resulta imposible con la información disponible confirmar alguna de las teorías. Los penes, eso sí parece claro, están ahí por una razón y, como explicó el académico, tratar de desentrañar su significado más que un sensacionalismo es una forma de tratar de entender las mentes medievales. ¿Es realmente relevante un pene más o menos? Probablemente no, aunque demuestra la capacidad de un lienzo de 10 siglos de seguir sorprendiendo. 93 o 94, el veredicto queda en manos del lector.

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