El objetivo más buscado durante años por el Gobierno estadounidense está hoy sentado en el banquillo. Rafael Caro Quintero, de 72 años, ha afrontado este miércoles su primera audiencia de revisión en la corte federal de Nueva York. Viejo y flaco, el que fuera el Narco de Narcos y asesino del agente especial Kiki Camarena encara cuatro cargos que, como poco, le enfrentan a la cadena perpetua. Los fiscales lo acusan de dirigir una empresa criminal continuada, un delito que recoge otras 10 infracciones, como conspiración para el asesinato; dos cargos por distribución internacional de estupefacientes y otro por uso ilegal de armas de fuego para promover el tráfico de drogas. En esta audiencia, el juez Frederik Block ha dado al fiscal encargado del caso 90 días para confirmar si va a pedir la pena de muerte para el capo. El 25 de junio deberá tener una respuesta.Caro Quintero ha llegado a la corte del distrito este de Nueva York, en Brooklyn, donde también se juzga a Ismael El Mayo Zambada y se condenó a Joaquín El Chapo Guzmán. Quintero, quien se hizo millonario con el negocio del narcotráfico en México, ha tenido desde el primer momento un abogado de oficio. Había recibido varias peticiones de bufetes privados por defenderlo, pero según el resultado de esta audiencia va a continuar con una defensa pública, ahora sí especializada en casos complejos. El juez ha pedido que se emita un informe financiero sobre el acusado para determinar, primero, si mantendrá esta representación pagada por Estados Unidos y después, si así lo solicita la Fiscalía, si se le asignará a otro abogado que lo pueda defender ante la pena de muerte.En esta misma audiencia se ha presentado a Ismael Quintero Arellanes, sobrino de Caro Quintero y quien estaba encargado de brindarle protección. Fue capturado durante un operativo en Culiacán (Sinaloa) en 2020 y luego entregado a autoridades estadounidenses en 2023, acusado de ser uno de los líderes de la organización de narcotráfico que encabezaba su tío. Con él, la Fiscalía sí está tratando de alcanzar un acuerdo de culpabilidad. “Estamos a la espera de pruebas importantes que deben llegarnos desde México pero se han retrasado”, ha argumentado su defensa. Esta negociación también se resolverá dentro de tres meses.El que fuera uno de los narcotraficantes más importantes de México ha atendido la audiencia con un traje beige y actitud desorientada, según recogen algunos de los periodistas que han asistido a la comparecencia. Quintero ha mantenido la mirada baja prácticamente toda la audiencia ante una sala repleta de agentes de la DEA, la agencia antinarcóticos estadounidense que nunca ha olvidado el salvaje asesinato de uno de los suyos. Una veintena de sus integrantes han posado con los abrigos de la agencia ante la corte, una vez finalizada la vista. “No importa cuánto tiempo lleve, o dónde se esconda, la DEA sigue siendo paciente y comprometida en nuestra persecución global de aquellos individuos que han traído violencia y destrucción a nuestras comunidades. La DEA se asegurará de que se haga justicia”, dijo hace un mes el agente especial de la DEA a cargo del caso, Frank Tarentino, cuando se leyeron los cargos contra el capo.

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