Para Gloria von Thurn und Taxis (Stuttgart, Alemania, 62 años) la vida fue una gran fiesta y el mundo, su salón de baile particular. Con solo 20 años, la princesa se casó con su primo lejano Johannes von Thurn und Taxis, casi 35 años mayor que ella, considerado entonces como uno de los solteros más codiciados de Europa. Johannes, el mayor terrateniente de Alemania, multimillonario, emparentado con las familias reales de España, Portugal, Austria y Francia, convirtió a su joven esposa en la “princesa dinamita” a golpe de talonario, joyas y juergas interminables. La fiesta terminó abruptamente cuando el príncipe falleció en diciembre de 1990, legándole a su viuda un imperio al borde de la quiebra y cientos de millones en deudas. “Mi esposo murió y tuve que asumir una gran responsabilidad: la gestión de un enorme legado cultural. Así que se acabó la época de fiestas”, recuerda la princesa en conversación telefónica con EL PAÍS desde San Emerano, su palacio en Ratisbona, una pequeña ciudad bávara cerca de la frontera checa. La propiedad, más grande que el palacio de Buckingham, cuenta con 500 habitaciones, una biblioteca barroca con más de 225.000 volúmenes raros, la mayor colección de porcelana de Europa y la mayor colección de sellos postales del mundo, un museo de carruajes antiguos, una piscina olímpica y hasta una bolera. Más información“Mi imagen de princesa fiestera tenía mucho que ver con mi esposo, quien disfrutaba mucho de la vida de la jet y se divertía con ella. Así que, cuando me encontré sola con los problemas, no tuve tiempo para más fiestas y me concentré mucho en el trabajo”, explica la aristócrata, hija de una noble húngara y de un descendiente de los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico. Con 30 años, tres hijos pequeños y una deuda multimillonaria con la Hacienda alemana, cambió las mascaradas y los desfiles de moda por los cursos de gestión de empresas. La princesa Gloria von Thurn und Taxis y su marido, Johannes von Thurn und Taxis, en el 36º April in Paris Ball, celebrado en el Waldorf Astoria de Nueva York en octubre de 1987.Fairchild Archive (Penske Media via Getty Images)Vendió propiedades, empresas y coches de lujo, subastó obras de arte, joyas, muebles y antigüedades, se deshizo de los ejecutivos que se habían aprovechado de su marido, despidió a los sirvientes —un equipo de 75 empleados, incluida una brigada de lacayos con librea—, y prescindió del cocinero, del chófer y hasta del mecánico. Incluso vendió la espectacular diadema de 212 perlas y casi 2.000 diamantes con la que se casó, una joya que había pertenecido a la española Eugenia de Montijo. En esos años la princesa Gloria también empezó a rezar mucho. En 1991 peregrinó a Lourdes y se “reencontró” con la fe católica. “Cuando era joven no pensaba en la religión como lo hago hoy. Al crecer, la oración se vuelve más importante. Le pides ayuda a Dios y, cuando la recibes, estás muy agradecido y tu fe crece”, dice. Gloria von Thurn und Taxis en una misa al aire libre oficiada por Benedicto XVI en la plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, el 24 de abril de 2005. Eric VANDEVILLE (Gamma-Rapho via Getty Images)Al final, sus plegarias fueron atendidas. Logró sanear las cuentas familiares y ahora va a misa diaria (en latín). Desde hace 25 años es amiga de la aristócrata italiana Alessandra Borghese, descendiente del papa Pablo V, y pasa largas temporadas en Roma. Allí ha comprado un palazzo muy cerca del palacio Monaldeschi, el edificio barroco que alberga la sede de la Embajada de España ante la Santa Sede. Los Thurn und Taxis le deben mucho a los papas y emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, ya que comenzaron su inmensa fortuna allá por el siglo XV como administradores de correos para el papado.La también bautizada como “princesa punk” se ha ido acercando cada vez más al ala más dura de la Iglesia. Conoció a Juan Pablo II y fue amiga de Benedicto XVI y de su hermano, el clérigo y músico Georg Ratzinger. Según Il Corriere della Sera, Gloria fue una especie de asesora de estilo del Pontífice conservador, recomendándole que llevara camauro, pieles de armiño y las famosas zapatillas escarlatas. “Conocí bastante bien a Benedicto porque cuando era el cardenal Ratzinger vivió en mi ciudad, en Ratisbona”, explica. “¡El papa Juan Pablo II era maravilloso!”, añade. ¿Y Francisco? “Lo conocí una vez, ¡no! Incluso dos veces. Fue breve, pero pude sentir qué clase de hombre era. Podía ser muy encantador, pero también, al mismo tiempo, podía ser un jesuita muy autoritario… Era muy espontáneo, no le gustaban los protocolos ni los procedimientos internos, lo cual es bastante encantador. Su encantador estilo sudamericano es probablemente lo que recordaremos por más tiempo”, le describe.Gloria fue una especie de asesora de estilo para Benedicto XVI, recomendándole que llevara camauro (en la foto), pieles de armiño y las famosas zapatillas escarlatas.Franco Origlia (Getty Images)Según The New York Times, en estas semanas, en vísperas del cónclave que empezó el miércoles 7 de mayo, la princesa abrió las puertas de su palacio romano a los prelados más conservadores. La casa de los Thurn und Taxis habría funcionado como una especie de “embajada espiritual y social” para figuras como el cardenal estadounidense Raymond Burke y el alemán Gerhard Müller, dos gigantes de la corriente conservadora, más cercanos a Ratzinger que a Bergoglio. Ella es muy cuidadosa y no da nombres: “Tengo buenos amigos en el Vaticano. Tengo muchos amigos en el clero, pero no sé qué tan importantes son realmente. Son clérigos de alto rango, pero, sobre todo, son amigos desde hace muchos años”.Los expertos dicen que Francisco ha dejado la Iglesia muy dividida, con los conservadores y progresistas más separados que nunca. Gloria von Thurn und Taxis no está de acuerdo. “Creo que siempre ha sido así. La Iglesia siempre ha tenido tradicionalistas y personas más progresistas”, señala. Ella se define como conservadora, “muy conservadora”. “No quiero mujeres sacerdotes porque Jesús eligió hombres como discípulos. Tendría sus razones”, afirma. Tampoco quiere el aborto, la eutanasia, el matrimonio igualitario o discusiones sobre identidad de género. Sus opiniones sobre todos estos asuntos son polémicas. “Pero creo que la división no es el principal problema ni desafío ahora mismo. El principal desafío del próximo Papa es restaurar la fe. Puedo hablar por Alemania, pero también por Italia: la gente ya no se preocupa por la Iglesia, ya no asiste a ella”, lamenta. Según ella, las finanzas son el segundo problema. “No es ningún secreto, está en toda la prensa, que el Vaticano tiene una situación económica muy grave y asesores pésimos que le han robado mucho dinero. Algunos se han aprovechado de la Iglesia a gran escala”.Gloria von Thurn und Taxis acudiendo en moto eléctrica al funeral por Benedicto XVI, el 8 de julio de 2020.Armin Weigel (dpa/picture-alliance / Cordon Press)Se muestra escéptica sobre los cambios que hizo Francisco. “No hubo iniciativas realmente progresistas. Se habló un poco, pero en realidad no era realmente progresista. El papa Francisco no cambió mucho, también porque no podía. El Papa no puede hacer lo que quiera como un soberano totalitario o un gobernante absolutista. Quizás el sultán de Brunéi pueda, pero el Papa no”, apunta. “Creo que su legado no sobrevivirá mucho tiempo porque intentó cambiar demasiadas cosas a la vez. Cuando se dio cuenta de que los cambios que había ideado eran imposibles o demasiado complicados, su tiempo había terminado”, considera. La princesa Gloria no quería un cónclave rápido: “Si se toman tiempo podrán pensar mejor y hacer una mejor elección”. Pero ha sido más ágil de lo esperado: tras cuatro votaciones (las mismas que Benedicto XVI y una menos que Francisco), el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost era elegido Pontífice 267º de la Iglesia Católica. Ahora León XIV, es de los pocos cardenales a los que Francisco señaló de alguna manera, al nombrarlo por sorpresa en 2023 jefe del potente dicasterio para los obispos. Ella, como los cardenales, también tiene algo de prisa. Tras solo 15 minutos de conversación telefónica, se despide. Tiene cosas que hacer. Este viernes viaja a Roma. “Quiero ir a la primera misa del Papa en San Pedro”.

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