La bióloga Francisca Baraza (Águilas, Murcia, 71 años) dirige la misión de sacar del atolladero a los humedales del país, muchos de ellos saqueados por la agricultura, la minería y el cambio climático. Este cometido del Ministerio para la Transición Ecológica está focalizado en tres espacios emblemáticos pero muy deteriorados: Doñana, el mar Menor y Daimiel, aunque sus equipos también intervienen en otras zonas como el delta del Ebro o la Albufera de Valencia. De los 2.000 humedales que hay en España, alrededor del 40% están dañados por los pozos ilegales, el exceso de nitratos de los fertilizantes o los depósitos mineros que corroen la salud de estos valiosos hábitats preñados de biodiversidad. Tras un año y medio como comisionada del ciclo del agua y restauración de ecosistemas, Baraza respira aliviada con las lluvias primaverales. Le ayudan en paralelo las cifras optimistas de aportes desde la agricultura al mar Menor, que han bajado un 20% con 2.438 toneladas de nitratos en 2022-2023 respecto a 2020-2021, y 11 toneladas de fosfatos, un 40% menos que el año de la pandemia y el siguiente. Pregunta. Los humedales suelen ser noticia por su progresivo declive. ¿Cuál es su tarea? Respuesta. Es curioso que los humedales más importantes y de más peso por la biodiversidad que albergan estén en una situación de deterioro importante. El primero que dio la cara fue el mar Menor [en 2016]y pensamos en un plan de choque porque la situación era muy crítica. Los humedales arrastran una problemática gestada desde hace muchos años, incluso décadas, y que está ahora a nivel crítico. El mar Menor es una laguna, una especie de sumidero donde desemboca o llega toda una serie de vertidos provocados por la intensificación de usos en el entorno propio de espacio natural. Y eso pasa también en Doñana o las Tablas de Daimiel. Las presiones vienen sobre todo de la agricultura y la ganadería intensivas, el desarrollo urbanístico, y de los entornos en los que se enmarcan estos espacios, que está generando un deterioro importante. Nuestra intervención pivota sobre principios como restituir la legalidad, pero también actuar en origen. No valen medidas paliativas ni poner una tirita, se necesita una solución definitiva. Huir de las grandes obras hidráulicas y aplicar medidas complementarias pequeñas basadas en la naturaleza. P. ¿De qué tipo de soluciones habla?R. Crear filtros verdes, humedales seminaturales en el territorio, zonas de renaturalización… son soluciones que ya promueve la Unión Europea desde el pacto verde. Hay un incremento importante de subida del nivel del mar o de eventos intensos y a veces catastróficos, como la dana de Valencia. Muchas actuaciones pequeñas suman y generan efectos muy beneficiosos y naturalizan el territorio, permiten que esos territorios tengan un uso público y hacen una trama, una malla de infraestructuras verdes. P. ¿Cuáles son las causas del colapso de algunos humedales? R. Están más o menos identificadas y el elemento común es la intensificación de usos. El sector agropecuario interviene mucho en el territorio y también consume mucha agua, hasta el 80% del total, aunque es importante para la alimentación y la economía de los territorios. En las últimas décadas ha habido una intensificación e industrialización de este sector, con una contaminación por nitratos que viene de la fertilización. También nuestro sector urbanístico, el turístico, con humedales en el litoral donde se nota ese deterioro. Un efecto muy importante es el cambio climático porque una temperatura que supere los 30 grados en el agua ya es una bomba. La subida del nivel del mar se nota en la regresión del delta del Ebro, el agua salada entra en zonas como arrozales. Son efectos concatenados que conllevan la pérdida de biodiversidad y el buen estado de salud de nuestros territorios y el planeta. P. ¿Cuál es el estado general de los humedales en España? R. Prácticamente el 40% tiene unos niveles de conservación de moderado a malo. El año pasado se aprobó el reglamento europeo para la restauración de la naturaleza, que marcará las pautas en los próximos años. El Estado español tiene dos años para elaborar su plan nacional. El modelo de intervención se basa, sobre todo, en establecer una gobernanza adecuada porque parte de las competencias fundamentales están en las comunidades autónomas. Francisca Baraza, durante la entrevista en Sevilla. MAYA BALANYAP. ¿Cómo avanza la intervención en Doñana? R. Doñana tiene una apuesta muy ambiciosa, 700 millones, que se dice pronto, luego es muy difícil gastarlos. Hay muchos arroyos tributarios muy desdibujados, muy deteriorados, y hay una intervención que ha motivado que no haya una dinámica natural en el desarrollo de la marisma. Si no tenemos agua en los acuíferos y no llega a alimentar la parte superficial, no tendríamos la riqueza de vida en los arroyos y en la marisma. Pero el ámbito de intervención no solamente es una zona concreta de la marisma, sino que es todo el conjunto del espacio natural, por eso trabajamos con 14 municipios. Es un puzle donde tenemos que poner cada pieza en su sitio. Los departamentos estamos acostumbrados en este país a que cada uno tiene su hoja de ruta y trabaja con su plan. Pero aquí lo que queremos es precisamente que todos tengan esa visión integrada de que el trabajo que hace uno tiene que contar para el trabajo que hace otro. Es decir, que hay un trabajo conjunto de los de costas, con los del agua, con los de biodiversidad. Y esa es lo que le llamamos la gobernanza, necesaria para la única solución en una situación crítica. P. ¿Se eliminarán las fincas ilegales de fresa?R. Es lo que se pretende. Cualquier administración pública debe pretender que no haya situaciones ilegales. El sector agrícola, una de las fuentes importantes de presiones hacia los territorios, tiene que formar parte de la solución. P. ¿Qué temperatura tiene Daimiel ahora? R. Las lluvias que han venido estos últimos meses es un maná para sacar a Daimiel de una situación muy crítica. Con su problema de sobreexplotación del acuífero, la peculiaridad es que estamos elaborando un plan de rescate conjuntamente con la Junta de Castilla-La Mancha. Estamos aún en la fase de diseño. El problema es la ausencia de agua continuada, que puede hacer que la turba entre en combustión. Por lo tanto, hay que echarle agua con aportes externos o extraordinarios. Francisca Baraza, este jueves, en la Plaza de España de Sevilla. MAYA BALANYAP. ¿Ha encontrado resistencias en el mar Menor a su plan iniciado en 2022? R. Ya se han eliminado 9.000 hectáreas de regadío ilegal en coordinación con el Gobierno regional. Al principio sí había reticencias, pero hemos conseguido un buen clima de trabajo, tanto con la consejería como con los Ayuntamientos. Se creó una comisión interadministrativa, un comité científico y una comisión de participación. Una apuesta clave era el deterioro de la Sierra Minera, que era necesario abordar desde hace 40 años, con situaciones que incluso afectaban a la salud humana, con mucha población rodeada de vertidos. P. Las empresas mineras abandonaron el territorio sin sellar sus vertidos. R. Son multinacionales y fue Peñarroya la que explotó fundamentalmente la Sierra y dejó su huella de deterioro tras explotarla de forma intensiva. P. Pasó incluso en el desastre de Aznalcóllar (Sevilla). R. Sí, es difícil, pero hay que intervenir. A veces por responsabilidad y otras porque no se puede mantener ese deterioro del territorio. Son 110 millones [de inversión pública] para 59 sellados que restaurarán toda la cuenca vertiente de la Sierra Minera que da el mar Menor, para evitar metales pesados que iban llegando a la laguna y que padece la población. P. ¿Los 25 millones de toneladas de residuos mineros que reposan en el fondo del mar Menor se sacarán algún día? R. Eso de ahí no se saca porque posiblemente no sea conveniente sacarlo. Movilizar metales pesados no es recomendable desde el punto de vista ambiental.

Humedales: Francisca Baraza: “Superar los 30 grados en el agua ya es una bomba” | Clima y Medio Ambiente
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