El sábado en la noche, en uno de los principales auditorios del país, situado dentro de un recinto de la Universidad de Guadalajara, se proyectaron imágenes de Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Sonaba el corrido El del palenque, de Los Alegres del Barranco, quienes entre vítores cantaban: “Soy el dueño del palenque, cuatro letras van al frente, soy del mero Michoacán, donde es la Tierra Caliente, soy el señor de los gallos, el del cartel jalisciense”. El show tuvo lugar a una hora de camino del rancho de Teuchitlán, el último escenario del horror del narco en México, donde el CJNG torturaba y asesinaba a jóvenes. La indignación por el espectáculo en el auditorio Telmex ha llegado hasta la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha pedido que se haga una investigación.Antes de empezar a tocar, aparecen en la pantalla dos grandes gallos. Está a punto de comenzar la pelea, cuando un hombre con botas y sombrero entra en la arena y dice: “Yo soy el dueño del palenque”. Las imágenes generadas por inteligencia artificial se solapan con las fichas de detención del Mencho en 1986 y 1989 en Estados Unidos. En ese momento, empieza la ovación entre el público. “¡Y arriba Jalisco!”, grita la banda sinaloense, que sacó este corrido hace cuatro años. En los tres minutos que dura la canción se proyecta de forma intermitente una ilustración de la última ficha de búsqueda del capo, conocido como El señor de los gallos. Un poco antes, aunque pasó desapercibido, Los Alegres del Barranco habían cantado también un homenaje al Chapo Guzmán, fundador del Cartel de Sinaloa y hoy condenado en Estados Unidos.El show, que formaba parte del evento Los Señores del Corrido, ha orillado al auditorio Telmex —que se presenta como uno de los centros de espectáculos más importantes de Latinoamérica— a disculparse por “la presentación donde se exhibieron imágenes que podrían considerarse como apología del crimen”. En ese comunicado, el recinto deslinda su responsabilidad, al presentarse solo como “un espacio de renta”, que “no tiene injerencia en la selección del repertorio, discursos o material audiovisual que los artistas decidan compartir con su público”. Sin embargo, aducen que no son “ajenos a la dolorosa realidad” que vive el país, por lo que van a revisar sus contratos para modificar algunas cláusulas y que los artistas se comprometan a no incurrir en este delito. Hasta el momento la Universidad de Guadalajara, propietaria del recinto, no se ha pronunciado. El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, ha afirmado que están trabajando “para combatir cualquier manifestación de este tipo”. “Se proyectaron imágenes para homenajear al fundador de uno de los cárteles más violentos de México. (…) Expresé que tras lo ocurrido en el rancho Izaguirre era tiempo de tocar fondo y salir unidos para no repetir tales tragedias. Lo visto en el concierto de este fin de semana va en la dirección opuesta. Todos tenemos que hacer lo que nos toca para dejar de normalizar la violencia. No debe suceder en éste ni en ningún otro lugar de nuestro estado”. El tema también ha llegado a la presidenta Claudia Sheinbaum, que tras ser preguntada este lunes en la Mañanera ha afirmado: “No debería de ocurrir, imagínate, no está bien, que se haga una investigación, no es correcto”.No son nuevas las polémicas sobre los narcocorridos, por un lado, defendidos como una manifestación de la cultura popular y por otro, criticados como apología. Pero este homenaje ha tenido lugar solo unas semanas después del hallazgo del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, que está, además, apenas a 60 kilómetros del auditorio. El lugar funcionó como centro de reclutamiento forzado del Cartel Jalisco Nueva Generación, como lugar donde tenían secuestrados a muchos jóvenes desaparecidos en las estaciones de buses de Jalisco y en Estados vecinos. El rancho abrió la caverna de los horrores cuando se encontraron más de 1.300 objetos, entre zapatos, mochilas y playeras, utilizados ahora por cientos de familias para tratar de encontrar a sus desaparecidos. En México, hay 125.000 personas sin localizar y más de 30.000 asesinatos al año, una espiral de violencia auspiciada en gran parte por las pugnas por el territorio del crimen organizado.

Indignación en México por un narcohomenaje al Mencho en un concierto en Guadalajara
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