
Cuando era niño, Giovanni Lombardi dijo a sus padres que de mayor pondría una tienda para vender ideas, qué quieres que te digo cómo, pero cuando colgó la bicicleta acabó poniendo en Chueca una tienda cara de zapatos y botas, a 1.500 euros el par, en la que se calzaba a primeros de siglo Boris Izaguirre. Pese a su éxito, cerró la tienda y recuperó el proyecto infantil de la venta de ideas, y de ella vive ahora, y esto lo cuenta el mánager de ciclistas mientras su cliente Juan Ayuso lleva a la práctica la última perla salida de su magín, un acto de contrición obligado, un comunicado manuscrito lamentando haber dicho lo que dijo en septiembre, aquello de que el UAE era una dictadura, cuando durante la Vuelta se anunció oficialmente que había roto su contrato y dejaba el equipo de Tadej Pogacar. “Mi tiempo en el equipo de UAE me ha marcado y siempre será una parte fundamental de mi carrera deportiva. Durante estos años formativos, aprendí disciplina profesional y visión. Las personas del equipo, en particular el presidente Matar y Mauro Gianetti, contribuyeron a mi éxito y me ayudaron a convertirme en el ciclista que soy hoy”, lee acelerado el mejor ciclista español en inglés nivel nativo de Atlanta ante una veintena de periodistas el cuarto día de la concentración de su nuevo equipo, el Lidl, en el Marriott del club de golf de Dènia. “También quiero abordar y cerrar de una vez por todas lo que ocurrió el pasado mes de septiembre. En ese momento dije algo en lo que realmente no creía, ya que estaba bajo presión y nervioso. No refleja mis verdaderos sentimientos y considero que el asunto está completamente cerrado. Quiero terminar este capítulo en buenos términos con UAE”.El director de rendimiento del Lidl, Josu Larrazabal, es el primero que le agradece el gesto —leer lo que hay que decir para no equivocarse hablando lo que hay que callar— y elogia al ciclista. “Eso habla de la madurez que él tiene”, afirma el preparador vasco, que ha decidido que sea su paisano Aritz Arberas quien sustituya a Íñigo San Millán como entrenador personal de Ayuso. “Es joven, son 23 años, pero ha tenido que vivir muchas situaciones. No nos podemos olvidar que son lo que son, que son chavales, que en un momento dado uno puede decir algo que puede molestar un poco al otro, pero tenemos que seguir adelante. Habla muy bien de Juan el hecho de que lo haya declarado públicamente y adelante”.Para seguir adelante, Ayuso necesita cerrar la puerta a unos años en UAE que muchos escriben —“injustamente”, dice— a partir de un par de fotos fijas, que él cree malinterpretadas y generadoras de sambenitos, un gesto en el Galibier a su compañero Almeida para que le releve en la conducción de Pogacar; un gesto en el sterrato de Siena el pasado Giro, una caída, y un ataque de su compañero Del Toro que se niegan a frenar los directores de su UAE. “Creo que se ha generado una imagen en la prensa que no es la realidad. Quería borrarlo todo de mi pasado. Decir lo que tenía que decir por una razón u otra. Cerrar el tema y ya está. Estoy ahora en un entorno donde se va a realmente ver cómo como soy. Es cuestión de tiempo que los que piensan de esa forma, que soy un ambicioso individualista, que vean cómo soy y en ese sentido estoy muy tranquilo”, dice más tarde, en conversación con EL PAÍS. “Y, por favor, no me pregunte más del tema”.—Solo un par de dudas. ¿Ha hablado con Pogacar desde que se oficializó su marcha?—No, realmente no. Un poco cuando coincidimos en el Mundial y en el Europeo, pero sin más.—¿Le han dado las gracias por el comunicado Matxin y Giannetti, sus jefes en el UAE?—No. No espero nada de ellos.El Lidl, propiedad directa de la compañía de supermercados alemana, quiere construir su futuro a largo plazo en las carreras por etapas —traducido al lenguaje directo, sin eufemismos, ganar el Tour— alrededor de Ayuso, que acepta un papel por el que se ha comprometido hasta 2030 ganando casi el doble de lo que ganaba en el UAE. “¿Un nuevo comienzo…? No sé cómo decirlo… no sé en filosofía cómo se dirá, pero sí que es un poco un comienzo y una continuación porque sigo haciendo un poco lo mismo, que es montar en bici y competir, pero con un entorno totalmente diferente y nuevo…”, dice. “Ahora me pone en una situación un poco, para nada complicada, pero sí como en una tesitura de decir, bueno, ahora tengo muchísimo más apoyo, muchísima más ayuda, muchísimos más medios a mi disposición… Más me vale rendir. Es una presión extra, pero quiero usar todo eso como una ventaja y que no me produzca una presión negativa”.En su primera temporada con el Lidl, Ayuso debutará en febrero en la Volta al Algarve, correrá en marzo la París-Niza, en abril la Itzulia, Flecha y Lieja, en junio la Dauphiné y en julio volverá al Tour, como líder, dos años después de abandonar con covid el año de su debut. “Pero el verdadero líder en el Tour será Mads Pedersen, que luchará por ganar el maillot verde”, objeta en cierta forma Ayuso, dando el protagonismo máximo al danés, excampeón del mundo, líder espiritual realmente. “Una mención muy inteligente de Juan… ¿Ve qué bueno es?”, reflexiona Larrazabal. “Mads lo es todo en este equipo y ha sido el primero en acoger a Juan y hacerle sentir parte del equipo, y le ha abrazado y lo primero que le ha dicho ha sido, ‘todo lo que necesites en el Tour estaremos ahí para dártelo”. Y en el equipo Tour también estarán el danés Mattias Skjelmose y el italiano Giulio Ciccone, y como el Red Bull, el Lidl se convertirá en un bloque para intentar acabar con la dictadura de Pogacar. “Desde que empecé en la bici siempre he ganado en cada categoría en la que he estado y la presión ha ido subiendo a lo largo que yo también mejoraba. Siempre he vivido con presión”, dice un ciclista al que muchos tradicionalistas critican por haberse saltado etapas desde que a los 19 años subió al podio de la Vuelta. “Cuando eres cadete, cada carrera te parece un poco el Tour de Francia. Es como vivir lo mismo, pero a diferente escala. He crecido conviviendo con ello y sabiendo adaptarme a ello y creo que ahora por eso sé llevarlo un poco con más naturalidad. Bueno, pero cuando ya estás listo para poder estar en el podio, no sé, no veo por qué no vas a ir a por ello, No le veo el sentido a frenarte. ¿Por qué?”.El plan del equipo dirigido por el italiano Luca Guercilena habla de paciencia, de que ya llegará el momento, de que nadie espera que gane este año el Tour, y Ayuso, el niño prodigio famoso por su ambición y su urgencia, lo acoge. “No digo que no sea realista ganar el Tour en 2026, pero si Tadej está como en 2025 seguirá estando por encima, así que el objetivo realista será subir al podio. Será solo el primer Tour de Francia por mi cuenta”, dice el corredor, que hasta el 1 de enero no podrá vestir la ropa del nuevo equipo. “Hablar de sueños siempre es difícil porque cuando hablas de sueños, normalmente te critican porque un sueño es algo realmente grande, y la gente incluso puede reírse de ti, Sé que soy una persona muy ambiciosa y a veces optimista, pero también realista al mismo tiempo y no es realista para mí este año pensar que sí o sí voy a ganar el Tour. Pero esa motivación está ahí y esa esperanza está ahí”.En enero de 2022, un Ayuso de 19 años y cuatro meses se sentía tan cerca de Pogacar que hasta le desafió subiendo el col de Rates. El esloveno, ya ganador del Tour, le ganó por solo 15s; 24m 50s, récord de la subida; 25m 4s para Ayuso. Ambos movieron una potencia de unos 6,5 vatios por kilo. A más de 23 kilómetros por hora. —¿Volverá a probarse allí?—Rates es dónde todos nos probamos. Seguro que hago algún test. Hasta ahora he ido mejorando todos los años. Y este año no sé si superaré el récord de Tadej, pero por lo menos me superaré a mí mismo.
Juan Ayuso se da un baño de realismo y madurez en el Lidl: “Es cuestión de tiempo que los que piensan que soy un ambicioso individualista vean cómo soy” | Ciclismo | Deportes
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