La regresión comenzó hace tiempo, cuando Polonia en 2020 se convirtió en uno de los países con más restricciones en Europa para abortar. Entonces, el Tribunal Constitucional lo declaró ilegal a excepción de dos situaciones: si la vida de la madre corría peligro, como en Malta, y si el embarazo era producto de una violación. Italia, con la llegada de Giorgia Meloni, ha ido poniendo piedras en el camino para ejercitar este derecho. Y en el resto del territorio, donde está reconocido, tampoco es una garantía para 20 millones de mujeres, según la organización Mi voz, mi decisión, que es también el nombre de la Iniciativa Ciudadana Europea encargada hace un año de recoger firmas con la intención de que el aborto sea libre, seguro, gratuito y accesible. Ahora han alcanzado la cifra necesaria para que la petición tenga recorrido ante el Ejecutivo comunitario: más de un millón.“Se trata de un logro histórico, ya que el proceso podría desembocar en una nueva legislación, una primicia histórica”, celebra la entidad. “Esto es lo que ocurre cuando personas de toda Europa se unen por la justicia. Convertimos el dolor en acción, el miedo en valentía y el silencio en 1,2 millones de voces que exigen derechos reproductivos”, ha afirmado este jueves en rueda de prensa Nika Kovač, coordinadora del proyecto Mi voz, mi decisión.La campaña entra ahora en su siguiente fase, en la que se procederá a la verificación nacional de las firmas, a lo que seguirá una presentación oficial de medidas legislativas a la Comisión Europea y una audiencia en el Parlamento. Una respuesta positiva daría lugar a la consideración formal de una normativa que devuelva la atención sanitaria reproductiva a la agenda.De esta forma, la Comisión Europea puede establecer un mecanismo de financiación específico que garantice que todas las mujeres tengan acceso a servicios de aborto seguro y atención sanitaria reproductiva, independientemente de sus ingresos o de su lugar de residencia.El fondo es necesario para cubrir los gastos médicos y brindar atención en países de la Unión Europea “donde el aborto está prohibido, como en Polonia y en Malta, donde no es gratuito, como en Austria y Alemania, o donde es funcionalmente inaccesible, como en Croacia, Italia, Rumanía y Hungría”, según la entidad.Kovač ha asegurado que “en Polonia han muerto mujeres en hospitales porque los médicos se negaron a practicarles un aborto en virtud de leyes restrictivas y en Malta se enfrentan a penas de cárcel por abortar”. Insiste en que el derecho a decidir no es una cuestión marginal, “es un valor europeo ampliamente respaldado y profundamente arraigado”. Por ello, insta a la Unión Europea a actuar.En Hungría, las leyes obligatorias sobre el latido fetal retrasan la atención, mientras que en Rumania, décadas de falta de financiación y estigmatización han conseguido que los proveedores de servicios de aborto prácticamente desaparezcan. “En la República Checa, la atención a la interrupción del embarazo es inaccesible y puede llegar a costar hasta el 30% del salario mínimo”, apuntan en Mi voz, mi decisión. Además, más del 40% de los hospitales no atienden a personas sin residencia permanente. Incluso, en los países donde el aborto es legal, a menudo la atención no está disponible o es inasequible.Esta campaña reunió a más de 300 entidades sin ánimo de lucro y a más de 2.000 voluntarios, que recogieron firmas en ciudades, pueblos, campus y mercados de todos los Estados miembros de la Unión Europea. Además de la organización de base, la iniciativa llegó a más de 65 millones de personas en Internet, a través de plataformas como TikTok, Instagram y Bluesky.De izquierda a derecha: Las activistas Cristina Fallarás, Kika Fumero y Luciana Peker en un acto de Mi voz, mi decisión en mayo de 2024.EUROPA PRESS (EUROPA PRESS)“La gente no se limitó a pulsar un botón, se unió a un movimiento. Desde personas en las calles de Eslovenia, pasando por abuelas en Alemania, hasta estudiantes en Malta, vimos a personas que se defendían entre sí, por la dignidad y por la libertad de elegir”, ha asegurado la directora de comunicación de la campaña, Veronika Povž. Más de 26.000 austriacos defendieron el acceso al aborto seguro.“No luchamos sólo por un cambio de sistema, sino por una ayuda real. Este fondo significaría que una mujer de Malta o Polonia pueda recibir la atención que necesita, con dignidad y sin vergüenza”, ha expresado la periodista y activista Alice Coffin.La campaña fue larga y agotadora, “pero increíblemente inspiradora”, según Lana Bobić, una de las promotoras del movimiento proabortista en Croacia: “Mostró cómo la gente, desde estudiantes a jubilados, se autoorganizó, se movilizó y demostró que una comunidad verdadera y comprometida está dispuesta a luchar contra las crecientes fuerzas de la oscuridad”.Kóvac ha insistido en que ninguna mujer en Europa debe temer morir en una cama de hospital o ser procesada por tomar decisiones sobre su propio cuerpo: “Estamos aquí para decir que los derechos reproductivos son derechos humanos”.

Shares: