La ‘jugadita’ del Gobierno de esperar al receso de fin de año de la justicia en pleno para decretar la emergencia económica y evitar así, al menos por tres semanas, el inicio del control obligatorio de la Corte Constitucional sobre el nuevo estado de excepción al que acude el presidente Petro, pone en evidencia la necesidad de ajustes urgentes en la tradicional figura de la vacancia judicial.En las páginas de EL TIEMPO, el presidente de la Corte, Jorge Enrique Ibáñez, anunció un proyecto en ese sentido, ante la realidad palmaria de que las vacaciones colectivas hacen materialmente imposible una inédita reacción de la justicia ante lo que muchos consideran también un inédito abuso del derecho promovido desde el Poder Ejecutivo. LEA TAMBIÉN Los estados de excepción son herramientas previstas en la carta política para que el Gobierno pueda enfrentar situaciones graves y sobrevinientes. Esta administración ya ha acudido a ellos en tres oportunidades, y en las dos anteriores, el control de la Corte Constitucional encontró serios reparos a la decisión de menoscabar el equilibrio de poderes al asumir el Ejecutivo facultades extraordinarias. No parece que la declaración de la nueva emergencia económica sea la excepción, y por ello la Casa de Nariño aprovechó la vacancia para tener margen de maniobra y decretar impuestos que el Congreso ya negó. Una medida cautelar que suspenda de facto la emergencia y todos los decretos que la desarrollan es, según reconocidos juristas, un escenario altamente posible. Pero para ello habrá que esperar a que la justicia regrese a labores el próximo 13 de enero. Mientras tanto, el Ejecutivo tiene poderes de facto: breves, tal vez, pero sobre cuya proyección hay alertas desde lo jurídico-institucional, lo político y lo económico.La marcada tendencia del gobierno Petro por forzar al máximo la institucionalidad obliga a debates que antes no parecían necesarios. Una ley estatutaria y la tradición del descanso de fin de año en la Rama Judicial no pueden ser, como finalmente sí lo fueron en esta oportunidad, una talanquera para que sobre los estados de excepción operen todos los controles establecidos por la Constitución de 1991: controles que son necesarios para evitar desvíos de poder que le dan espacio al autoritarismo al tiempo que se lo quitan a la democracia. LEA TAMBIÉN Como el ‘decretazo’ de la consulta popular, todo parece indicar que la emergencia económica sin razones sobrevinientes tiene poco futuro.Vale la pena preguntarse si alguno de los ministros del presidente Petro –esos que en sus alocuciones se ven asintiendo mansamente con la cabeza, incluso frente a datos inexactos o abiertamente falsos, o celebrando sus dislates discursivos– no ha pensado alguna vez que también se vale decir ‘no’ cuando el deber y la conciencia obligan. LEA TAMBIÉN JHON TORRESEditor de EL TIEMPOEn X: @JhonTorresET

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