El penúltimo escándalo del festival de Glastonbury, el mayor evento musical al aire libre del mundo y todo un fenómeno cultural y contracultural con medio siglo de vida, contiene todos los ingredientes de un enredo puramente británico, en el que los tabloides de la prensa amarilla se lanzan a hacer ruido, los políticos se escandalizan, la gravedad se mezcla con el cinismo, y la respuesta oficial con una dosis necesaria de hipocresía. El departamento de policía de Avon y Somerset, a cuya jurisdicción corresponde todo lo que pueda suceder en esa fiesta, ha abierto finalmente este lunes una investigación al grupo de punk-rap Bob Vylan, por gritar el sábado por la tarde desde el escenario “death, death to the IDF” (“muerte, muerte a las Fuerzas de Defensa de Israel”, el nombre oficial del ejército de ese país), y al grupo de rap irlandés Kneecap, que actuó a la vez en el mismo escenario y suele desplegar banderas palestinas y consignas a favor del grupo terrorista Hezbolá.Las autoridades policiales están revisando el vídeo de ambas actuaciones, y de momento enmarcan la investigación en un aparente delito de ofensa pública. No descartan, a medida que la investigación avance, que el objeto de sus pesquisas pase a ser un posible delito de odio.La BBC no retransmitió en ninguna de sus cadenas convencionales el concierto de Bob Vylan, pero ofreció streaming en directo en su plataforma digital BBC iPlayer. En el caso del concierto de Kneecap, ni eso siquiera, aunque luego incorporó un gran fragmento sin editar de la actuación en su resumen diario de los mejores momentos del festival, que publica en la plataforma. La embajada de Israel en el Reino Unido no tardó en hacer sonar la alarma en un comunicado en el que expresó su “profunda perturbación por la retórica incendiaria de odio” que, según ella, se había expresado en el escenario, con eslóganes que “abogan por el desmantelamiento del Estado de Israel”.Imagen del público durante la actuación de Kneecap en Glastonbury el pasado 28 de junio. Jaimi Joy (REUTERS)El primer ministro Keir Starmer, cuyo apoyo casi incondicional a Israel y su moderada condena de lo ocurrido en Gaza ha irritado a una gran parte del Partido Laborista, fue de los primeros en condenar con dureza lo ocurrido en Glastonbury y en exigir explicaciones a la BBC. “No hay excusa alguna para un discurso del odio tan escandaloso. Ya dije en su momento que nadie debía ofrecer una plataforma a Kneecap, y lo mismo vale para cualquier otro artista que profiera amenazas o incite a la violencia”, aseguraba el primer ministro en un comunicado.La BBC hacía su propio acto de contrición, y pedía disculpas por no haber cortado de inmediato la emisión. Y hasta lo propios organizadores de Glastonbury expresaban su consternación: “Como festival, estamos en contra de cualquier forma de guerra o terrorismo. Siempre creeremos y haremos campaña por la esperanza, la unidad, la paz y el amor”, afirmaba en su propio comunicado Emily Eavis, una de las promotoras del evento y notoria feminista británica.Poco margen de sorpresaEl grupo Bob Vylan, cuyos dos componentes prefieren mantener bajo el anonimato sus nombres reales, son originarios de Londres, y llevan ocho años interpretando una mezcla explosiva de punk y rap con discursos agresivamente políticos y actuaciones provocadores en el escenario. Kneecap, el grupo de Belfast, la capital de Irlanda del Norte, con afinidades republicanas, se ha dedicado desde hace mucho a glorificar al IRA o a Hezbolá. Su principal cantante, Liam Óg Ó hAnnaidh, cuyo nombre artístico es Mo Chara (Mi Amigo, en irlandés), compareció el 18 de junio ante un tribunal británico por haber desplegado una bandera de Hezbolá en el estadio londinense de O2, durante un concierto. Actualmente en libertad bajo fianza, se presentó el sábado en Glastonbury como “un hombre libre” y animó a los presentes a corear el grito “Fuck Keir Starmer” (Que se joda Keir Starmer). Con todos estos antecedentes, la reacción de los propios organizadores del festival o de la BBC ha acabado asemejándose a la del capital Louis Renault, el prefecto de policía de la película Casablanca que se muestra escandalizado de que haya apuestas y juego clandestino en un local y reclama a continuación sus ganancias. La proliferación de banderas palestinas en Glastonbury daba una idea aproximada de cuál iba a ser la comunicación entre el público y el escenario.La respuesta de todo lo sucedido por parte del grupo Bob Vylan ha sido un comunicado en forma de vídeo en el que aseguran que “reclamar el fin de la matanza de inocentes nunca será algo malo. A los civiles de Israel les pedimos que no entiendan esta rabia como algo dirigido contra ellos, y que no permitan a su Gobierno que les convenza de que un cántico contra el ejército es un cántico contra el pueblo [de Israel]”.La actuación del grupo fue presenciada en directo por unas decenas de miles de espectadores, junto a los que pudieran sumarse en el streaming de la BBC. Su notoriedad, en las últimas horas, ha aumentado considerablemente.En 1976, el periodista Bill Grundy entrevistó en la BBC a los Sex Pistols, que no pararon de soltar obscenidades durante todo el programa. Se calcula que los vieron entre cinco y seis millones de espectadores. La radiotelevisión pública decidió prohibir la emisión de temas como Anarchy in the UK o God Save the Queen. La banda británica de punk se convirtió en un fenómeno universal y contracultural que cambió la tendencia musical de otros muchos países.

La policía británica abre una investigación por los gritos contra el ejército israelí en el festival de Glastonbury | Cultura
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