Javier Milei y Mauricio Macri solían comer milanesas juntos en la residencia oficial de Olivos, donde viven los presidentes argentinos. Eran encuentros amigables, pero cargados de tensión. Macri se consideraba entonces, y aún lo hace, el sostén político del Gobierno de ultraderecha. Sus diputados y senadores le permitieron al presidente, en minoría legislativa, aprobar en el Congreso leyes clave y bloquear al peronismo. A cambio, Macri le exigía a Milei participación en el Ejecutivo y una alianza formal del PRO, su partido, con La Libertad Avanza, el partido del mandatario. El presidente le sonreía, le daba palmadas en el hombro, le declaraba su admiración y, terminadas las milanesas, lo despedía con un abrazo. Pero de acuerdos políticos, nada. Milei nunca pagó la cuenta y el diálogo, finalmente, se rompió. El último encuentro en Olivos, reveló Macri, fue en enero. Tres meses después, la guerra entre ambos es total. El escenario de la batalla será la ciudad de Buenos Aires, bajo dominio macrista desde hace 18 años.El próximo 18 de mayo, los vecinos de la capital argentina elegirán legisladores locales. Por primera vez, y por decisión del jefe de Gobierno, Jorge Macri, primo del expresidente, la elección será antes que la nacional, prevista para octubre. La novedad convirtió una jornada por lo general intrascendente en una de las más relevantes del año. En la Casa Rosada han decidido, luego de meses de idas y vueltas, ir por todo y arrebatarle a Macri el distrito donde nació a la política y saltó a la Casa Rosada en 2015. Se trata, en el fondo, de una disputa por el voto del centroderecha que pertenece al PRO. Si los candidatos de La Libertad Avanza superan al macrismo, Milei podrá decir que ha liquidado su dependencia con Macri y que la derecha, la extrema y ahora también la de centro, es toda suya. El valor simbólico de un resultado semejante es enorme y trasciende a la legislatura de la capital.Macri se siente mal pagado por Milei. La semana que pasó, decidió, finalmente, decir en público lo que ya decía en privado. “Hasta ahora el trabajar juntos [con el Gobierno] nunca existió, solo fue rescatarlos para que no se vayan al abismo y el plan se vaya al demonio”, dijo Macri en un discurso en la Bolsa de Comercio de Córdoba, en el centro del país. Se cuidó, sin embargo, de apuntar directamente contra Milei. Según su lectura, el problema está en el entorno del presidente, cuya figura más relevante es Karina Milei, la hermana. Macri considera que es ella quien quiere fagocitar al PRO, sin comprender, dice, que así da alas al peronismo. “Si Karina Milei y La Libertad Avanza piensan que su enemigo es PRO, están equivocados. El enemigo es el populismo y el kirchnerismo. Que me digan cuándo pasó en la historia que un partido haya hecho por un gobierno lo que hizo PRO”, cuestionó.El enojo de Macri no ha impedido el transfuguismo. Poco a poco, y casi en silencio, figuras relevantes de su partido se pasan a las filas ultras. En la provincia de Buenos Aires, el distrito más grande del país, se da el caso de que La Libertad Avanza ha sentado en una mesa de negociación electoral a los dirigentes del PRO que responden, o al menos eso aseguran los involucrados, a Macri. El expresidente minimizó la trascendencia de la reunión y dijo que hasta ahora solo sirvió para la foto.Que los hermanos Milei dan toda la relevancia posible a su pelea contra los primos Macri lo muestra la elección del candidato. El vocero presidencial, Manuel Adorni, dejará el Ejecutivo para sentarse en una banca donde discutirá nuevas ordenanzas municipales. Adorni aparece a diario en los medios y es de las pocas voces autorizadas a hablar en nombre del presidente. Macri respondió también con armas de alto calibre: su candidata es Silvia Lospenatto, una diputada nacional con mandato hasta 2027 que aceptó bajar a la legislatura porteña. Lospenatto fue una ferviente defensora de la ley del aborto en 2020, contra los deseos incluso de Macri, y su perfil progresista la convierte en contrapeso del conservadurismo de Adorni.La elección tiene además dos átomos sueltos que afectan, habrá que ver en qué medida, tanto al partido de Macri como al de Milei. Horacio Rodríguez Larreta, cofundador del PRO, dos veces jefe de Gobierno de la capital y exprecandidato presidencial, rompió con Macri y se presenta a legislador con un partido propio. Milei podría celebrar si no tuviese en sus filas a su propio Rodríguez Larreta, Ramiro Marra, un libertario de la primera hora que hizo campaña junto al presidente y fue expulsado del partido por Karina, el jefe. Esta atomización de la derecha, que no tiene precedentes, ha dado alas inesperadas al peronismo de la capital, que encabeza, por primera vez en 20 años, los sondeos en la ciudad de Buenos Aires.La cara visible del milagro es el diputado nacional Leandro Santoro, un dirigente que nació en el radicalismo —la centenaria UCR—, y se pasó al peronismo. Siempre a una prudente distancia de Cristina Kirchner, los sondeos otorgan a Santoro hasta un 25% de los votos. La idea del peronismo es captar en la ciudad de Buenos Aires al opositor duro, tanto a la gestión de Jorge Macri como jefe de Gobierno como a la de Milei como presidente. Será como pescar en aguas revueltas, mientras Milei y Macri se pelean por la hegemonía de la derecha.Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.

Milei declara la guerra definitiva a Macri y fractura a la derecha argentina
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