Patricia Triviño Rodríguez, de 53 años, ha dedicado la mayor parte de su vida a cuidar a sus familiares enfermos con el síndrome del cromosoma X frágil. Sus dos hijos, Harold y Helmer; dos de sus hermanas, María Julieta y Rosaura; y su sobrino Ronald Gabriel, padecen esta mutación, que es la causa más común de discapacidad intelectual hereditaria del planeta. Viven juntos en una casa de cemento en Ricaurte, Valle del Cauca, un pequeño pueblo del occidente de Colombia que tiene la mayor tasa del mundo con esta enfermedad. Se estima que a nivel global la condición se presenta en un hombre cada 5.000 y en una mujer cada 8.000, mientras que en Ricaurte es de 48 hombres por cada 1.000 y de 20 mujeres por cada 1.000. Allí, a pocos kilómetros de Cali, la mutación es 343 veces mayor en hombres y 226 veces mayor en mujeres que la prevalencia internacional reconocida, según el libro Síndrome X frágil en Ricaurte, Colombia, que reúne investigaciones y artículos científicos, escrito por el médico genetista colombiano Wilmar Saldarriaga. Por eso, desde hace décadas, la gente de la región se ha referido despectivamente a Ricaurte como el “pueblito de los tontos”.Las cerca de 1.200 personas que viven hoy allí se dividen entre quienes están sanos, quienes tienen la premutación de X Frágil y quienes tienen la mutación completa. Saldarriaga, que hace tres décadas descubrió que esta enfermedad era la causante de los problemas de salud de los habitantes del pueblo, explica que el síndrome se genera por la repetición anormal de la tripleta CGG (Citosina-Guanina-Guanina) en la zona del cromosoma X donde está el gen FMR-1. Una persona normal tiene entre 30 y 44 repeticiones de la tripleta CGG; la premutación la padecen quienes tienen entre 55 y 200 repeticiones; y la mutación completa los que tienen más de 200. El problema se genera, dice, porque cuando hay exceso de esa repetición no se produce una proteína fundamental para el desarrollo del cerebro. La tesis de doctorado en genética de Saldarriaga confirmó la alta prevalencia de la enfermedad en Ricaurte. Después de recolectar y analizar por varios años muestras de sangre de casi todos los habitantes del pueblo, obtuvo resultados sorprendentes: 22 hombres tenían la mutación y 5 la premutación, 11 mujeres tenían la mutación y 22 la premutación. En la actualidad, este pueblo ubicado entre la cordillera occidental y el río Cauca, rodeado de miles de kilómetros de cultivos de caña de azúcar, es el mayor conglomerado geográfico y genético para entender el origen, los síntomas y el posible tratamiento del síndrome X frágil. Sus posibilidades para la ciencia son similares a las que ha generado el municipio de Yarumal, en Antioquia, que tiene la mayor concentración de casos de alzhéimer genético del mundo.Argemiro Rengifo, paciente de X Frágil, observa a un perro en una calle de Ricaurte, en marzo de 2025.Jair F. CollCaras alargadas, orejas grandesLos hombres que tienen la mutación completa se pueden reconocer fácilmente por su fenotipo. Algunos caminan o se arrastran por las pocas calles de Ricaurte. Muchos de los enfermos piden limosna a la salida de la iglesia o venden boletas de rifas para llevar algo de dinero a la casa, así no sepan contar ni sumar. Otros toman cerveza y café en los locales que rodean el parque principal. A veces trabajan en el campo recogiendo frutas. Tienen la cara alargada, la frente ancha, las manos enormes y las orejas y los testículos más grandes de lo normal. Algunos presentan macrocefalia, escoliosis, articulaciones laxas y pies planos. Todos tienen discapacidad intelectual severa, dificultad para hacer contacto visual y comportamientos repetitivos, propios del espectro autista. Tienen dificultades para mantener una conversación fluida. Entienden lo que se les pregunta, y se hacen entender con pocas palabras o con señas. Muchas veces saben su nombre, pero no recuerdan cuándo nacieron, qué hicieron el día anterior, ni qué fecha es hoy.En las mujeres con la mutación completa, las características físicas y la discapacidad intelectual no son tan notorias ni tan severas porque el otro cromosoma X, normalmente sano, compensa y reduce los efectos de la enfermedad. Sin embargo, tienen mayor probabilidad de tener la premutación y presentan distintas complicaciones de salud relacionadas. Las más graves son la falla ovárica prematura, que hace que la menstruación se vaya antes de los 40 años; y una especie de temblor en las extremidades que les impide caminar y moverse bien. “El mayor problema es que una mujer en edad reproductiva puede no tener ningún síntoma pero tener la premutación sin saberlo”, dice Saldarriaga mientras maneja su camioneta en un recorrido desde Cali, la ciudad donde vive y trabaja como profesor y médico ginecólogo, hasta Ricaurte. Va el último martes de cada mes a revisar a todos los pacientes de síndrome X frágil. Viaja siempre con el médico Julián Ramírez Cheyne, también profesor de la Universidad del Valle y doctor en genética. “La premutación en las madres se puede heredad y expandir con una alta probabilidad a los hijos, que en la mayoría de los casos nacen con la mutación completa”, concluye Ramírez Cheyne.Los doctores en genética Julián Ramírez Cheyne (izquierda) y Wilmer Saldarriaga posan para un retrato en uno de los laboratorios de la Universidad del Valle en Cali, el pasado 28 de marzo.Jair F. CollEse es el caso de Patricia Triviño y de muchas mujeres de Ricaurte que tuvieron a sus hijos cuando estaban sanas y no sabían que eran portadoras de la premutación. Hoy, su mayor preocupación es quién va a cuidar de esos hombres y mujeres ya adultos, pero con la capacidad cognitiva de niños pequeños, cuando ellas no estén. A pocas cuadras de la casa de Patricia, subiendo por una calle empinada rodeada de árboles de frutas, vive su tía Mercedes Triviño, de 88 años. La señora Mercedes tiene una pequeña casa de cemento con dos cuartos en donde duerme con sus cuatro hijos enfermos de X frágil. Jair, de 64 años; Víctor Manuel, de 62, Héctor Fabio, de 52 y Johana, de 42, quien además de tener síndrome X frágil, tiene síndrome de Down. La casa tiene una pequeña cocina donde Mercedes todas las mañanas prepara el café y el agua de panela. Viven en condiciones de pobreza, de enfermedad y de abandono, como casi todos los habitantes de Ricaurte, pero agradecen la visita mensual de los médicos. “Es una bendición de Dios que ustedes vengan”, dice Mercedes.Brigadas de salud y atención médicaDespués de casi tres horas de camino en carro desde Cali, los médicos Saldarriaga y Ramírez llegan al pequeño centro de salud de Ricaurte. Es una casa en obra negra con tres habitaciones y muy pocos implementos médicos,;un par de camillas, aparatos para medir la tensión, un estetoscopio, un termómetro y poco más. Las historias clínicas están escritas a mano en papeles y cuadernos. Lucy Triviño García, promotora de salud y enfermera, los recibe con emoción. También está un médico joven que hace su servicio rural y va algunos días de la semana a Ricaurte para atender las urgencias. Cada mes la rutina es similar. Lucy les hace un breve resumen del estado de salud de los pacientes con X frágil, deciden cuáles son prioritarios y comienzan las visitas casa por casa. Esta vez, la señora Aleida Gordillo, de más de 70 años, paciente con X Frágil, se les adelantó y los estaba esperando en el centro de salud. Es el martes 25 de marzo y el calor sofoca a médicos y pacientes. Aleida no habla claro, pero logra comunicar que en los últimos días se ha sentido mal de salud. Ha perdido peso, tiene dificultades para caminar y ha sentido mareos y escalofríos. Saldarriaga revisa la historia clínica y teme que sea un problema del corazón. Sabe que la única manera de que Aleida pueda hacerse los exámenes que requiere es que él la lleve hasta el hospital más cercano, en el municipio de Bolívar.Aleida Gordillo, paciente con X frágil, se realiza un electrocardiograma en el Hospital Santa Ana de Bolívar.Jair F. CollAleida se monta feliz en el asiento de atrás de la camioneta del doctor Saldarriaga. Durante el camino, cuenta con pocas palabras que una de sus hermanas mayores, que vive en Bolívar y también tiene X frágil, está muy grave. En el hospital la atienden, le toman los signos vitales y le hacen un electrocardiograma. Los médicos aprovechan para visitar la casa de la hermana y la sobrina de Aleida. Allí vive Andrés Felipe Gordillo, uno de los pacientes de X frágil más joven de la zona. Tienen 16 años, le gusta pintar con colores y pasa muchas horas del día viendo videos en el celular de su tía Milvia, que debe cuidar a su mamá enferma, postrada en cama, y a su sobrino, también enfermo. Los doctores los revisan, les hacen pequeñas curaciones en heridas, y les dan las órdenes para los medicamentos esenciales. “Andrés Felipe tiene un problema en la columna, un lado más largo que el otro, se está torciendo”, se queja su tía Milvia. Los doctores le recomiendan fisioterapias y una cita urgente con el ortopedista, pero en ningún pueblo de la zona hay terapias ni ortopedista. Tendrían que viajar a la ciudad, pero no hay dinero.Los médicos regresan a Ricaurte y el recorrido continúa por varias familias donde hay múltiples casos de X frágil. En todas las casas hay un pequeño altar del divino Ecce homo, una imagen de Jesús cruzado de piernas que está exhibida en la iglesia del pueblo y atrae a miles de turistas, que le piden milagros. En todos los hogares reciben con alegría y agradecimiento a los dos doctores a quienes nadie paga por su servicio. De acuerdo con las normas de Colombia, los pacientes de X frágil son sujetos de protección especial por el Estado por tener una enfermedad huérfana, pero en la práctica sobreviven por sí mismos, muchas veces no tienen lo mínimo para comer tres veces al día.Ni agua contaminada, ni brujeríaAntes de que el doctor Saldarriaga descubriera el X frágil en Ricaurte, el pueblo tuvo una época de fama efímera porque el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal, en su novela El Divino, publicada en 1980, contó que allí había muchos retardados mentales. Durante décadas, se asumió que la alta prevalencia de discapacidad intelectual se debía a factores ambientales. La gente pensaba que el motivo era el consumo de agua contaminada con magnesio que venía de la montaña. Otra hipótesis era que supuestamente las mujeres le hacían brujería a sus maridos para enamorarlos, se les iba la mano en la dosis del bebedizo y eso producía los nacimientos con la enfermedad. La última teoría era que en Ricaurte se alimentaban con leche y carne de unos chivos que a su vez se alimentaban de una planta alucinógena muy común en los pastizales de la zona y eso generaba la discapacidad en los niños. Solo unos pocos en el pueblo creían que era un problema de familias, porque los enfermos tenían el mismo apellido.Saldarriaga se inclinó por la última explicación. Con la asesoría de una profesora de genética y las imágenes que aparecían en los libros de discapacidad intelectual de origen genético, viajó a Ricaurte. Era el final de los años 90. “Uno de los niños se me pareció mucho al de la foto del libro que caracterizaba el síndrome X frágil”, recuerda Saldarriaga con emoción. Le contó a su profesora lo que había visto y decidieron hacer unas pruebas de serotipos, en los que se ven los sitios frágiles de los cromosomas, para confirmar si era la enfermedad, de la que nadie en Ricaurte había escuchado. “Le tomamos muestra a cinco pacientes que tenían características físicas similares, las procesamos en los laboratorios de la Universidad y todos dieron positivo para X frágil”. El niño que permitió la identificación de la enfermedad es Ronald Gabriel, el sobrino de Patricia Triviño, que hoy en día sigue deambulando solo por las calles de Ricaurte.Lucy Triviño, promotora de salud y enfermera, le toma la presión a Mercedes Triviño, portadora del síndrome.Jair F. CollDespués vinieron muchas investigaciones, premios académicos y publicaciones en revistas científicas indexadas, hasta que dos décadas después lo contactó la profesora Randi J. Hagerman, directora del Instituto Médico de Neurodiversidad Mental de la Universidad de California y la mayor experta en el mundo en este tipo de mutaciones. Hagerman invitó a Saldarriaga a Sacramento, California, y le ofreció la ayuda económica y tecnológica que necesitara para continuar con el trabajo investigativo. “Hagerman tiene un índice H de 105, un premio Nobel tiene 120, yo tengo un índice de 11, el mayor investigador de Colombia lo tiene en 70″, dice Saldarriaga para insistir en la importancia científica de su aliada, que firma el libro de X frágil en Colombia como coautora. El médico le dijo que lo ideal sería hacerle pruebas moleculares a toda la población de Ricaurte para identificar los portadores y con esos resultados hacer una asesoría genética y reproductiva para evitar casos nuevos. “Ese es el verdadero impacto que podíamos hacer a largo plazo”.Ligadura de trompas y estudios de ancestríaHagerman y su equipo donaron los exámenes moleculares. Saldarriga y otros médicos de la Universidad del Valle tomaron las pruebas de sangre y las enviaron por correo a Estados Unidos. Allá las procesaron y devolvieron los resultados. Con la información hicieron un nuevo censo en Ricaurte, construyeron heredogramas familiares o árboles genealógicos con la información de la enfermedad y comenzaron las visitas a cada casa para compartir los hallazgos. Saldarriaga visitó una a una a las personas que tenían la mutación o la premutación de X frágil. Hizo asesorías genéticas y reproductivas en las que explicaba los riesgos de tener hijos si la madre o el padre tenía la premutación. Al final, 12 de las 13 mujeres con la premutación y que estaban en edad reproductiva decidieron ligarse las trompas para evitar quedar embarazadas. El hospital y los médicos donaron los procedimientos. La que dijo que no quería métodos anticonceptivos, meses después, tuvo un hijo, el caso más joven de X frágil de Ricaurte. ”Ojalá sea el último”, desea Saldarriaga.El doctor Ramírez Cheyne usó esos resultados y otras pruebas genéticas para hacer un estudio que demostrara que el síndrome había llegado a Ricaurte desde el comienzo del pueblo, un fenómeno llamado en ciencia como efecto fundador. En 2024 publicó un artículo científico en la revista American Journal of Medical Genetics. Allí, Ramírez confirma que todos los enfermos del pueblo tienen el mismo haplotipo, que en términos sencillos es un grupo de variantes genéticas que tienden a heredarse juntas en un mismo bloque. “El genoma humano es una secuencia de letras, son como los ladrillos que construyen el ADN. Nuestro genoma tiene 3.000 millones de esas letras organizadas de una forma establecida. Una mutación ocurre cuando una letra se cambia por otra”, explica Ramírez. Y continúa: “La letra que se desordenó está rodeada de una secuencia de letras hacia adelante y hacia atrás. Ese bloque es el haplotipo”. El estudio encontró que los X frágil de Ricaurte compartían millones de letras en ambas direcciones y con eso se demostró que venían de un mismo ancestro. “Ese es el efecto fundador”, dice Ramírez.Las investigaciones científicas se complementaron con entrevistas a muchas personas de la región para reconstruir la historia de la enfermedad. “Identificamos tres núcleos familiares que se iban juntando en una sola familia hacia atrás, tenían el mismo linaje”. La tradición oral se combinó también con la revisión de archivos antiguos, escrituras públicas y actas de nacimiento guardadas en la iglesia. Los científicos pudieron establecer que el pueblo se fundó a finales de siglo XVIII y que a principios del siglo XIX el dueño de un enorme terreno se lo vendió a 10 familias que ya vivían allí. Dentro de esas, hay tres con más opciones de haber llevado el síndrome X frágil por primera vez a Ricaurte. El siguiente paso, dicen Saldarriaga y Ramírez, es hacer un estudio de ancestría para determinar si el origen de la mutación es indígena, africano o español. “Tenemos indicios de que venía de España, pero hay que comprobarlo molecularmente”, dice Saldarriaga. Y concluye entre risas: “Si algún investigador europeo quiere ayudarnos, bienvenido”.La familia Triviño en su casa en Ricaurte, Mercedes Triviño (centro-izquierda) tuvo 8 hijos, de los cuales 5 nacieron con X frágil.Jair F. CollHoy, después de muchos años de investigación científica, las familias que tienen miembros con la enfermedad en Ricaurte reclaman un cambio en el lenguaje que les quite el estigma y genere efectos positivos en la atención y el tratamiento de los pacientes: “No somos el pueblo de los bobos”, dice Patricia Triviño, antes de despedirnos. E insiste: “El doctor Saldarriaga descubrió que somos enfermos, no tontos”. Patricia sabe que sus parientes tienen una enfermedad que reduce sus capacidades cognitivas, causa profundas limitaciones de aprendizaje y produce dificultades para interactuar con los demás. Pero también sabe con certeza absoluta que no son bobos ni retardados mentales. “Necesitamos una fundación especializada en el X Frágil que nos ayude, ofrezca terapias físicas y terapias del lenguaje, les enseñe distintas actividades a los jóvenes y ponga en marcha proyectos productivos. Hoy estamos solos, abandonados por el Estado”.

Viaje al lugar del mundo con la mayor tasa del síndrome X frágil: “No somos el pueblo de los bobos” | Ciencia
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